¿Qué espera del Papa Francisco respecto al sacerdocio femenino? No
hace mucho me hicieron esta pregunta, y respondí: Del Papa Francisco,
como Papa no espero nada y menos cambios dogmáticos o doctrinales, él
está bajo del “poder” de la Curia. Lo que Francisco está haciendo es
desafiándonos a vivir el Evangelio encarnado en el Pueblo con los
hijos/as de Dios. Eso es suficiente, es y ha sido lo más importante en
la historia del
Cristianismo y de la Iglesia. El anuncio del Evangelio es justicia e
igualdad. Si se predica, anuncia y se hace lo contrario, se gesta la
injusticia y la opresión, no habrá cambios, ni reformas y se aborta la
PAZ! La puerta del Evangelio queda abierta para todas/os mujeres y hombres de buena voluntad!
Para muchas/os queda la inquietante
pregunta sobre el Canon 1024, que dice que solo varones bautizados
pueden acceder al sacramento del Orden. Hasta ahora, nadie ha dado
respuesta de qué clase de agua es la que se usa para bautizar a los
varones, o qué palabras son las
diferentes en el bautismo de un varón son usadas y que no sean
conocidas por el resto de los miembros de la Iglesia. El rito
sacramental del Bautismo es totalmente igual para mujeres y hombres.
Algo, hay que cambiar para no discriminar, ni marginar, a la mitad de la humanidad que somos las mujeres.
Francisco, acaba de decir: “El sacerdocio reservado a los varones, no
se pone en discusión”. De acuerdo no se discute, pero si se cuestiona
la negación del sacerdocio femenino, ya que esto no tiene ningún
argumento bíblico, ni teológico que lo sustente.
El compromiso sacramental, proclamado en el momento de la
consagración, ha de ser de orden inclusivo a mujeres y varones. Es el
compromiso de entrega y servicio que brota desde lo profundo de las
entrañas de hombres y mujeres, anunciando con alegría el Evangelio! El
compromiso no puede ser
solo exclusivo de los varones. La Eucaristía se hace y se vive en
Comunidad! Es el celebrante, con-celebrando con la Comunidad y la
Comunidad celebrando con el co-celebrante, unidos/as, juntos/as haciendo
real, el compromiso de conversión, de renovación y cambio, (metanoía)
construyendo el Reino de Dios, acá en la Tierra, en el Aquí y Ahora.
Es imposible se nos niegue a las mujeres escuchar y seguir la voz de Dios=Conciencia.
“La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, donde está solo con Dios”. GS 16
Todo ser humano:
hombre o mujer debemos obedecer el juicio cierto de nuestra conciencia.
No nos es lícito actuar en contra de nuestra propia conciencia, ya que
por principio siempre se nos enseñó y así lo aprendimos de la Iglesia:
la conciencia es la voz de Dios. “En todo lo que dice y hace, se está
obligado a seguir fielmente lo que sabe que es bueno y recto”Catecismo
de la Iglesia Católica. (n. 1778)
La conciencia, siendo la voz de Dios, no es exclusiva solo para los
varones. De hecho María, la Madre de Jesús, al sentir el llamado y dar
el “si” sacerdotal, ella representándonos a todas la mujeres responde a
dicho compromiso sacerdotal, diciendo: “Yo soy la servidora del Señor,
que se cumpla en mí lo que has dicho”“Lucas 1:26-38. En cada Eucaristia,
es ella la que se entrega y dice: “este es mi Cuerpo, esta es mi
Sangre!” Señor mio, y Dios mío!
Por ningún motivo, nos podemos sentir excluidas ante nuestro llamado
al ministerio sacerdotal, todo lo contrario es nuestra responsabilidad,
de servicio con alegría al Evangelio, por el Reino de Dios, en la
Iglesia, con la Iglesia, llevando siempre un mensaje liberador con
alegría de salvación, como lo hiciera María de Magdala y sus compañeras
llevando el encargo de Jesús: “Id y decir a mis hermanos, que nos vemos
en Galilea”. Mateo 28: 8-20
Al igual que las mujeres de Jerusalén, aquellas que permanecieron al
pie de la cruz, y le buscaron en el sepulcro, escuchamos el encargo de
Jesús y con ellas y muchas más aceptamos la invitación de encontrarnos
en Galilea. Allí donde no hay ansias de poder, donde no tienen cabida
los imperios de la opresión, la injusticia y la desigualdad. Allí donde
solo se busca la unidad en Cristo! Que nos arropa, protege y cuida
amorosamente!
“Yo soy –ha dicho El- la luz del mundo,
el que me sigue no anda en tinieblas”. Juan 8:12
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