La comisaria de Interior quiere explicar al ministro Jorge Fernández su
oposición a las políticas represivas de inmigración y a favor de abrir
más canales legales
Las políticas de inmigración han abierto una brecha entre la Comisión
Europea y buena parte de los Estados miembros. Los ministros del
Interior comunitarios se reúnen hoy en Bruselas con un programa
controvertido que evidenciará el choque de posturas: recomendaciones del
Ejecutivo comunitario para abrir los canales de inmigración legal
—frente a las medidas represivas—, petición expresa para que acepten a
más refugiados sirios y negativa rotunda a la llamada que lanzaron Reino Unido y Alemania para limitar la libre movilidad en la UE.
Ayer mismo, la responsable de Interior,
Cecilia Malmström, pidió explicaciones al ministro español, Jorge
Fernández Díaz, para saber “todos los detalles” sobre las
concertinas con cuchillas que ha ordenado introducir en parte de la
frontera de Melilla para disuadir a los extranjeros sin papeles.
“Después de la tragedia de Lampedusa se oyeron mensajes muy fuertes [por parte de los Estados miembros]. Pero eso puede ocurrir otra vez.
Es hora de tener una aproximación coherente y común a la inmigración en
la UE”, advirtió ayer la comisaria de Interior, Cecilia Malmström al
presentar las medidas que trasladará hoy a los ministros para pedirles
colaboración. La responsable sueca admite la necesidad de reforzar las
fronteras con una misión especial que cubra todo el Mediterráneo, desde
España hasta Chipre, pero alerta a los Estados miembros de que hacen
falta 14 millones de euros para ponerla en marcha.
Más allá de esa iniciativa, surgida al calor de la tragedia que costó
la vida a más de dos centenares de inmigrantes a las puertas de la isla
italiana de Lampedusa, la comisaria propone abrir más canales legales
que disuadan a los extranjeros de entrar en Europa clandestinamente.
Este enfoque, diametralmente opuesto al que aplican ahora casi todos los
Estados miembros, implica facilitar las entradas para las
estancias temporales de extranjeros (trabajadores temporeros,
estudiantes, investigadores o desplazados por motivos humanitarios). Los
Estados miembros, acuciados por la crisis, recelan de flexibilizar esas
vías porque temen que provoquen un efecto llamada.
Especial hincapié hará la Comisión en la situación de los refugiados,
principalmente sirios. Los datos reflejan que la solidaridad europea
dista mucho de ser modélica. Mientras Estados Unidos
acogió a 50.000 personas el año pasado, la UE en su conjunto se limitó a
4.930. Y solo 12 países participaron (entre ellos figura España, pero
las cifras son muy modestas). “Haremos un llamamiento a los Estados
miembros para que acojan más refugiados”, aseguró la comisaria sueca
que, como incentivo, anunció una ayuda comunitaria de 6.000 euros por
cada desplazado acogido.
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