Álex Aceituna, un joven madrileño de 24 años, se ha unido a la huelga
de hambre que comenzó el bilbaíno Jorge Arzuaga el pasado sábado 12 de
octubre. Sus ideas son diferentes, pero su objetivo es común: protestar
por un situación social (paro, recortes en Sanidad y Educación…) que ha
atragantado al país
Dicen que pocas cosas unen más que
un enemigo común, y en este caso, así ha sido. Jorge Arzuaga y Álex
Aceituna tienen vidas e ideas muy diferentes. Jorge, de 25 años y de
Bilbao, vino a Madrid a comenzar una huelga de hambre como activista,
con el objetivo de reclamar la dimisión de un gobierno que él considera
«ilegítimo por haber incumplido su programa electoral». Ha estudiado en
la Universidad y reconoce que su situación familiar es buena comparada
con el contexto social que le rodea. Un entorno que veía cada vez más «degradado» y que fue el que le impulsó a estar donde está hoy: en la Puerta del Sol, con una manta y a base de líquidos.
Álex, de 24 años y de Madrid, se ha unido a Jorge no para conseguir
esta dimisión, algo que considera «imposible», sino para exigirle al
Gobierno, que califica de «corrupto», cosas más concretas: «Estoy en
huelga de hambre porque quiero que todo el mundo tenga para comer, que todo el mundo tenga un trabajo, que son las cosas básicas que preocupan a los ciudadanos».
Álex es huérfano de madre, con su padre apenas tiene contacto y a los
18 se independizó. Estudió hasta 2º de Bachillerato pero no lo acabó y,
desde entonces, ha trabajado como encofrador, como reponedor, como
transportista y como camarero. Hasta que hace unos meses se decidió a
estudiar un Grado Superior de Educación Física. «Antes no quería
estudiar, trabajaba en la construcción y pensaba que con eso tendría
para vivir siempre. Pero la situación empeoró mucho, no había trabajo y
el que había era en unas condiciones pésimas. Además, mis ideas han
evolucionado y me di cuenta de que quería formarme», explica. Su último
trabajo, que dejó el lunes para unirse a la huelga de hambre, consistía
en cuidar a las hijas de una amiga.
Activista versus ciudadano
Álex asegura que apenas vivió el movimiento 15M y que la última
manifestación a la que acudió fue hace ya unos años, convocada por
Juventud Sin Futuro. «Apoyo al 15M en las formas, pero ideológicamente
no, no en todo. Hay muchas cosas en las que
estoy de acuerdo y en otras no. Mezclan muchas cosas, como desahucios y
banderas republicanas, y para mí, que haya República o Monarquía es
secundario. Lo importante es que a la gente no le falte ni trabajo ni de
comer».
Sin embargo, cuando leyó sobre la acción de Jorge, él, que nunca
había pensado en hacer una huelga de hambre, sintió curiosidad y se
acercó a conocerlo. «Hablé con él, me pareció sensato y, al fin y al
cabo, los dos estamos en contra de lo mismo: de los recortes en Sanidad y
en Educación, de la corrupción, de que el Gobierno haga lo contrario de
lo que prometió…. Son temas que, seas de la ideología que seas, le
interesan a todo el mundo, o así debería ser», reconoce Álex.
Dialogar antes que discutir
Mientras Álex cuenta todo esto, las personas que se acercan —sobre
todo, señoras mayores— a visitarles son muchas. Insisten en si necesitan
algo de beber, les preguntan por su salud, les dan besos y abrazos o se
sientan un rato a hacerles compañía.
«Es que ayer salimos en el programa de Ana Rosa y, desde entonces,
vienen muchas ancianas diciendo que nos han visto en la tele y que qué
pena», bromea Álex. También hay quienes acuden al lugar para decirles
que lo que hacen es inútil. «En ese caso, les pedimos que nos expliquen
por qué y dialogamos. Siempre es productivo para las dos partes», dice
el madrileño.
De momento, ambos, Jorge en su quinto día de huelga y Álex en su
tercero, tienen buen estado de salud, aunque en el momento en el que los
médicos indiquen lo contrario —el SAMUR les hace controles cada dos
días—, pararán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario