Enviado a la página web de Redes Cristianas
El
Papa de los gestos es ahora también el Papa de las palabras. Hace unos
días hablaba para La Repubblica. Ahora para las revistas jesuitas. Y se
ha “armado el lío”.
Algunos mandarines de esta España cutre decían esta tarde en la radio
secuestrada por un grupo eclesial, la COPE, que no es novedoso, que ya
el anterior papa había hecho declaraciones a la prensa y que son
cosas del lenguaje porteño, cosas de argentinos. Las declaraciones de
este mandarín son tremendas. Pavor daba oírlo. No me lo podía creer.
Pero el Papa ya había hablado y su voz llegaba a todos los rincones del mundo,
con sorpresa, con esperanza, con ilusión, sin condenas, con el sí y la
mano tendida. Y habló de ternura, de misericordia entrañable, de los
cambios que necesita la Iglesia, de por dónde ha de ir la barca de
Pedro, del amor a los que están varados y sufriendo en las playas del
dolor.
El Papa de los pobres habla claro, pero le ponen sordina. Es la
resistencia pasiva a la que estamos asistiendo. A esa misma hora, un
portal digital de mucho rango ultraconservador, apoyado por algunos
obispos, ponía declaraciones de un obispo que decían lo contrario al
Papa y condenaba a todo lo que se movía.
Habló ese Papa venido del fin del mundo para dejar tieso a este primer
mundo tan cartesiano, tan ideologizado, tan de pensamiento único. Y ha
dicho cosas tremendas. Lo viene haciendo. No es “ortodoxia positiva”. Es
un nuevo aire que llega a la Iglesia y descoloca a muchos.
Se molestan por que hablemos bien del Papa, pero es que Francisco
está dando pasos de gigante. También lo hicimos con el anterior. Ahí
están las hemerotecas. Y estoy seguro que el próximo día 4 de octubre,
en Asís, dirá y hará grandes cosas. No ha hecho nada mas que empezar. El miedo que tenemos es que eso no dure, que sea un sueño; pero mientras dure, es bello.
Invito a leer las declaraciones de Francisco; no son porteñas, ni
argentinas o “sudacas”, como se ha insinuado. Son las declaraciones del
sucesor de Pedro que ama a los pobres, que se sienta con ellos, que los
quiere.
Ratzinger estará muy contento. Estoy seguro. Es el gran autor de este
cambio. Con la renuncia de Benedicto XVI se ha propiciado este gran
cambio. Francisco está restaurando a su Iglesia, con la sonrisa de un
papa emérito que no pudo y no lo dejaron los “jabalíes” que dejaron la
“viña devastada”.
Hoy, estas declaraciones son el resultado de toda una vida
entregada al evangelio. No es papolatría. Es realidad. No tienen nada
más que leer lo que el mundo dice de él. Esto dará más que hablar. El
Papa ha hablado muy claro…
No hay comentarios:
Publicar un comentario