Cientos de obispos, varios ministros del PP, y la voz y la imagen del
Papa Francisco, el papa Bergoglio que hace poco dijo que nunca ha sido
de derechas, hicieron piña con 25.000 fieles católicos en el espacio de
la antigua Universidad laboral de Tarragona.
522 católicos entre sacerdotes, religiosas, seglares y varios obispos
que fueron fusilados en la zona republicana subían a los altares entre
las oraciones y aclamaciones de la muchedumbre. No estaban entre ellos
14 sacerdotes vascos fusilados por tropas a la órdenes del General Mola,
ni sacerdotes o cristianos fusilados por su lealtad a los ideales de la
Segunda República española en la zona ocupada por el ejército
franquista en otros lugares de España. Ni ningúna mención de los cientos
de miles de republicanos fusilados en la zona dominada por los
franquistas, que todavía están hoy esperando una sepultura digna.
Y es que la Iglesia católica española ha sido a lo largo de la
historia reacia a desmarcarse de su alianza con la derecha, y ha
rechazado como a hijos díscolos y rebeldes a los católicos cercanos a
ideologías de izquierdas.
El lehendakari José Antonio
Aguirre y el Gobierno Vasco sufrieron ese rechazo de la cúpula de la
iglesia durante la guerra civil y después. El mismo rechazo que sufrió
el poeta y pensador José Bergamín, que se confesó toda su vida fervoroso
católico pero también “comunista hasta la muerte, pero ni un paso más”,
vivió0 su vida en el exilio y vuelto a Euskadi pidió no ser enterrado
en tierra española…El compositor Manuel de Falla, católico y devoto de
María Madre de Dios, se exilió de por vida en Argentina por razones
parecidas. Y el mismísimo Cardenal Arzobispo de Tarragona, Vidal y
Barraquer, que no apoyó el golpe militar del General Franco, vivió
exiliado toda su vida.
A nivel mundial, la Iglesia tiene los mismos problemas con sus fieles
propensos a posiciones de izquierda. Con el vasco Ignacio Ellacuria,
ejecutado en El Salvador, o con el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal,
monje contemplativo que se confiesa hoy todavía comunista y creyente. O
con toda una corriente de pensamiento teológico que ha arraigado
profundamente en América latina y que llaman Teología de la Liberación,
frecuentemente atacada por los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Parece un tanto difícil que la Iglesia católica se libere de una vez
de esa tendencia a uncirse al yugo de la derecha y del dinero. Y el caso
es que su fundador, según cuentan los evangelios, anduvo siempre liado
con gentes de mal vivir: con las prostitutas, los cobradores de
contribución, y a la greña con los sumos sacerdotes judíos y con el
gobernador romano Poncio Pilato, que terminaron por ejecutarlo en una
cruz, y hasta con el buen ladrón que fue crucificado a su lado en el
Calvario.
No es de extrañar que muchos católicos hayan criticado lo del domingo
pasado 13 de octubre en Tarragona, o la postura del Papa Francisco en
su alocución a los reunidos en aquel acto, no por lo que dijo sino por
lo que no dijo.
Para muchos no creyentes lo de que la Iglesia española rompa sus
alianzas con la derecha española es tan difícil como la cuadratura del
círculo.
Pero quedan creyentes que no han perdido la esperanza. !Que haya
suerte, católicos que intentáis rescatar a la Iglesia de sus alianzas
pecaminosas…!
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