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martes, 6 de agosto de 2013

Nicolás Castellanos, obispo: «La iglesia no nos apoya, nos critica» Pablo Guerra Nicolas

Franco, agudo y solidario son las palabras que mejor describen el perfil del leonés Nicolás Castellanos durante la entrevista concedida durante sus vacaciones en España. Hace años dejó su palacio episcopal en Palencia y se fue a Bolivia para convertirse en el obispo de los pobres.
Nicolás Castellanos Franco (Mansilla del Páramo, 1935) fue obispo de la ciudad de Palencia, a cuyo puesto renunció para ser misionero en Bolivia con el proyecto Hombres Nuevos, una referencia en el ámbito de la cooperación que le valió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1999.
Vive en un barrio conocido como Plan 3.000, donde la mayor parte de la población es pobre y, el resto, vive en la miseria. Su misión ha consistido en escuchar las necesidades de la gente y buscar soluciones como la creación de escuelas o la construcción de hospitales para universalizar la sanidad. Ahora está en España pasando unos días de vacaciones, concretamente en Palencia. Valora la figura del papa Francisco como una revolución similar a «la primavera del Concilio Vaticano II» y carga contra León, provincia de la que, dice, no ha recibido nada. «Para hacerme Leonés del año no tuvieron problema alguno», asevera.
—¿Cómo se hizo misionero?
—Uno siente la llamada de Jesús para ser misionero, por lo que te desplazas a un lugar pobre e intentas ver las necesidades de la gente. Con ello intentamos dar la buena nueva de la palabra liberadora de Jesús.
—¿Mejor misionero que obispo?
—Son dos realidades distintas. Ser obispo en Palencia me hizo muy feliz. Fue ahí donde sentí la llamada de ser misionero. Sigo teniendo muy buena relación con Palencia, sobre todo porque la provincia colabora con nosotros en todo momento.
—Dice la gente que se va de misiones que se siente más feliz, ¿es eso verdad?
—Yo fui muy feliz aquí y soy muy feliz allí. Yo creo que lo que te da la felicidad es la vocación cristiana y ser seguidor de Jesús. Y cuando te metes en el mundo de los pobres te das cuenta de eso. Porque ese es el auténtico mensaje de Jesús. Nunca excluyó a nadie, sino que dio preferencia a los pobres. Así es como se encuentra la felicidad.
—¿Es muy diferente cómo se vive el cristinanismo en Bolivia que aquí?
—Allí hay mucha más participación. Tengo la iglesia todos los domingos llena de jóvenes, aquí en cambio no hay jóvenes.
—¿Se siente apoyado por la Iglesia en este proyecto?
—Por la Iglesia no. Soy claramente apoyado por la sociedad civil y las instituciones políticas y sociales, pero no por la Iglesia. Incluso me atrevo a decir que lo único que hace es criticarnos. Pero quiero destacar que en León hay una ONG que todos los años colabora con becas universitarias.
—¿Cree que la Iglesia se ha olvidado un poco de los pobres?
—Debería de decir que no, pero la crisis se nota aquí también. Yo ahora mismo marcho muy contento de la colaboración que tengo en otros sectores.
—¿Sigue las noticias de lo que ocurre en el Vaticano?
—Sé lo que dice la prensa, que es poco edificante. Yo creo que el núcleo de la cristiandad debería ser ejemplo de humildad y sencillez como es el sucesor de Pedro, el papa Francisco. Si es verdad lo que se dice de allí, porque allí no estoy, es indignante que se dé la corrupción en el Vaticano.

—¿Qué opinión tiene del papa Francisco?
—Yo creo que hemos vuelto a revivir la primavera del Concilio Vaticano II. Está volviendo a las fuentes del Evangelio y adaptándose a los nuevos tiempos. Hacer que el mensaje liberador de Jesús llegue a una sociedad actual totalmente distinta de la de ayer. Francisco, para mí, es una fuente de esperanza.
—Parece que comulga con sus ideas…
—Efectivamente. Yo he escrito un libro y veía esto que iba a ocurrir. Se titulaba Resistencia, profecía y utopía en la Iglesia de hoy, y es esta Iglesia moderna la que está mostrando el actual papa.
—¿Qué opina sobre toda la crisis social que está viviendo España?
—A mí lo que más me duele de España es que hay una barrera enorme de valores. Aquí parece que el único ídolo es el dinero y todo en la vida carece de sentido. Yo tengo una frase acuñada que es: ‘En el norte tenéis todos los medios para vivir, pero os faltan razones para existir. En el sur carecemos de medios para vivir, pero nos sobran razones para existir’. Pero lo más preocupante para mí es que no hay un cuadro de valores asimilado por la sociedad y el bien común pasa a un segundo plano.
—¿Cuánto tiempo pasa en Bolivia?
—Yo estoy todo el año en Bolivia, aquí vengo un mes en verano.
—¿Qué fue lo que le enamoró de Bolivia?
—En Bolivia te enamora todo. La gente es fabulosa y encontré allí mi ambiente y mi sentido de la solidaridad.
—¿Qué opina sobre los recortes en Educación que se llevan a cabo en España? Usted considera que, sin una educación de calidad, un país no puede florecer.
—Para mí, lo último que haría es recortar en educación y salud. Recortemos en el ejército, recortemos en tantas cosas superfluas, en tantas estructuras estúpidas que se han hecho anteriormente.
—¿Cómo es su día a día en Bolivia?
—Mi día es diverso, yo no tengo una rutina. A lo mejor me paso un día entero en la cárcel, como poco antes de venir, cuando un médico me llamó porque tenía sesenta enfermos de tuberculosis y sida que estaban en un espacio con unas condiciones pésimas y estuvimos con un arquitecto analizando cómo poder ampliar y mejorar esas instalaciones. Así que buscamos dinero y ahora hemos dejado un pabellón donde los enfermos pueden estar con dignidad. Eso me lleva mucho tiempo, pero también hay veces que visito enfermos, reuniones… es muy variada mi vida en Santa Cruz.
—¿Cómo es vivir en Plan Tres Mil?
—Es muy apasionante, allí vivimos mejor que el resto, ya que no somos tan pobres como ellos, pero intentamos llevarlo con la mayor austeridad posible. Pero nuestra casa es una choza más, aunque por suerte tenemos una habitación para cada uno, que mucha gente no puede tener. Intentamos asemejarnos al máximo a ellos, aunque nuestro cometido es elevar al pobre para que viva con dignidad.

—¿Reciben algún tipo de ayuda del Estado Boliviano?
—No. Allí recibimos ayuda de algunos empresarios, pero del Gobierno nada. Todo lo que hemos hecho ha sido gracias a la ayuda de dinero español.
—¿Cómo es su relación con el mundo de la política de allí?
—No tengo ninguna relación, más bien soy crítico. Por ejemplo, estoy en contra de que el presidente le compre un avión al Manchester United por valor de 38 millones dólares cuando en Bolivia se mueren de hambre. Soy libre de decir todo lo que está mal y reivindicarlo.
—¿Cómo cree que ha ayudado este proyecto a la gente de Santa Cruz?
—Mucho. Hoy nuestro proyecto es un referente en todo el país. Por poner un ejemplo, todos los años la Asociación de la Prensa da un premio que se conoce como La Libertad y este año nos lo han dado a nosotros por lo que estamos haciendo socialmente y por denunciar todo lo que está en contra de los Derechos Humanos.
—¿Se ha sentido censurado en algún momento?
—Nunca, allí somos libres y con la franqueza que estoy hablando ahora, hago lo mismo allí. Nunca he tenido ninguna dificultad.
—¿Cuál es su relación con el mundo eclesiástico boliviano?
—Formal, yo soy un sacerdote que trabaja en una parroquia.
—¿Algún consejo para la gente que se quiera ir de misiones?
—Que no es más rico el que más tiene, sino el que más necesita. Y que lo que tiene que hacer es seguir el principio que nos dio Jesús. Vayamos a dar pan a los que no lo tienen y la palabra de Dios.
—¿Cómo se está desarrollando la labor de las microempresas y formación para el empleo?
—Tenemos ahora mismo unas cincuenta microempresas, pero nosotros solamente somos animadores. Es una realidad muy positiva porque está ayudando a mucha gente a vivir de su propio trabajo y salir de la miseria.
—¿Recuerda alguna historia que le haya marcado?
—Pues por desgracia una muy dramática de un niño de 11 años que estaba en la UVI y su familia no tenía dinero para poder salvarlo, así que lo sacaron de allí para morir en casa. La cantidad de dinero necesaria era ocho o diez euros. Entonces me llamaron para que le echara el agüita y les pregunté qué pasaba y cuando me contaron la historia cogí un taxi rápidamente y le lleve de nuevo al hospital y gracias a este gesto ese chico ahora mismo está estudiando en la universidad.
-¿Qué relación tiene con León?
—Apenas ninguna, estoy muy descontento por cómo ha actuado la Diputación con nosotros. No hemos recibido nada de ellos. Para nombrarme Leonés del año no tuvieron ningún problema.
—¿Qué se siente al recibir el premio Príncipe de Asturias de la Concordia con figuras tan mediáticas como Juan Vicente Ferrer?
—Te da a conocer y gozas de un prestigio ante la gente que te ha ayudado para que vea lo bien que han hecho en apoyar este tipo de proyectos. También mucha más gente se anima a colaborar.
—Algo que quiera reseñar.
—Si en el norte vivís tan bien, en justicia, el norte tiene que colaborar con el sur para que los pobres recuperen su dignidad y sean protagonistas de su propia historia y desarrollo.
leonalsol@diariodeleon.es

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