No se enteran o no quieren enterarse de que, en Roma, han cambiado los vientos. Y ahora soplan “buenos aires” procedentes de Baires. Los talibanes o los del retrovisor están que muerden. Este Papa les descoloca, les descabala, les echa por tierra todo su castillo de naipes de la Iglesia de la condena. Y no lo soportan. Arrastrados por su rabia interna siguen dejándose llevar por la inercia. Y continúan tirando-piedras y encendiendo-hogueras. Incluso en pleno ferragosto español y en pleno invierno latinoamericano.
Las dos últimas en Latinoamérica, la patria del Papa de la bondad y de la ternura. Y las dos casi al mismo tiempo. Una para quemar un curso de la Universidad Javeriana (de los jesuitas colombianos) sobre la homosexualidad. Otra, para linchar a Sor Teresa Forcades en Perú.
Con la benedictina catalana llevan años ensañándose. La han convertido en uno de sus muñequitos preferidos del pim-pam-pum. Esta vez, en una acción concertada entre los dos lados del Atlántico. La estrategia mediática es la de siempre. Algunos medios de acá y de allá levantan la liebre, ponen el grito en el cielo, invitan a unirse a toda la galaxia neocón y lanzan una cruzada.
[Cipriani] Con gruesos disparos, como éste titular de ACI: “Evento con monja hereje no fue suspendido sino trasladado”. Y, desde aquí, los tirapiedras se suman al coro de los lapidadores.
Lo peor es que, esta vez, en su campaña lapidadora, consiguieron el apoyo directo y explícito, de un cardenal de la Iglesia. Claro que se trata del cardenal Cipriani, un cardenal de la vieja, viejísima guardia. Del amigo personal de Fujimori, del cardenal del Opus Dei, que quiso convertir Perú en un laboratorio pastoral de un modelo de Iglesia casi preconciliar. Y, ahora, se encuentra descolocado y fuera de sitio. O eso parece por lo que dice de la hermana Teresa Forcades y por cómo lo dice.
Copio entera la carta descalificadora del cardenal, porque no tiene desperdicio:
El cardenal arzobispo de Lima
Lima 9 de agosto de 2013
Prot. Nº 156/2013
Hna Lidia Aguilar, ACI Presidenta de la Conferencia de Superiores Mayores Religiosos del Perú
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Estimada Hermana Lidia
Junto a un cordial saludo en el Señor, me dirijo a Vd para informarle que he recibido en mi despacho de parte de algunos fieles, su preocupación por el anuncio de parte de la CONFER de la presencia en la jurisdicción eclesiástica de Lima de la Hna Teresa Forcades, OSB, cuya exposición mediática en diversos temas manifiestan una seria contradicción con la enseñanza de la Iglesia en temas fundamentales como por ejemplo el de la moral.
Según he sido informado la religiosa en mención estará en Lima los días 12, 13 y 14, a través de estas líneas le recuerdo que según lo señalado en el Código de Derecho Canónico cánones 381, 391, 756 y 678 es potestad del obispo diocesano velar por la recta doctrina en su jurisdicción por lo que no autorizo a la Hna Forcades a participar en dichas conferencias difundidas por ustedes a través de diversos medios.
Confío en que usted sabrá acoger esta comunicación con verdadero espíritu eclesial, trabajemos para que en la Iglesia brille siempre la unidad y el propósito de comunicar la recta doctrina.
Con afecto en el Señor
Juan Luis cardenal Cipriani Thorne
Arzobispo de Lima y Primado del Perú
La dinámica es la misma que hizo furor (en Perú y en España) durante la etapa eclesial anterior: denuncias anónimas, que se aceptan sin contrastar por venir de correligionarios y baculazo al canto.
Asegura el cardenal Cipriani que Teresa Forcades está en “seria contradicción con la enseñanza de la Iglesia en temas fundamentales como por ejemplo el de la moral”. Así, sin más. Sin especificar ni razonar. Sin decir ni cuáles ni en qué ni cómo.
¿En que se basa el señor cardenal para acusar de “herejía” a la hermana Forcades? ¿Quién la ha condenado? ¿Dónde está la condena? Y si alguna autoridad episcopal o papal la condenó, ¿cómo es posible que siga siendo monja y ejerciendo como tal?
Sin argumento, sin razones, sin bases teológicas. El caso es condenar y mantener prietas las filas de los tirapiedras. Aunque, para ello, haya que hacerlo con vaguedades y basado en elucubraciones de los que filtran la paja en el ojo ajeno y se tragan la viga del suyo. ¡Qué pena de cardenal!
Eso sí, con toda la publicidad del mundo. Y nota oficial al canto. Para que queda constancia. Para escarnio del “ejecutado” y escarmiento de los demás.
Francisco tiene mucho que limpiar. Y por mucho que chillen los cuatro de siempre no conseguirán detener sus reformas. La Iglesia está dejando de condenar basada en denuncias anónimas. La Iglesia está pasando de la condena a la misericordia y al ‘quién soy yo para juzgar’.
Ése es el cambio que les remece por dentro. Quieren seguir tirando los montones de piedras que tenían acumuladas y se van a quedar sin blancos. Aunque, para gastar sus piedras, siguen buscando herejes.
Olvidan que Roma ya no bendice cacerías. Y que a algunos jerarcas peruanos (sobre todo a su cardenal Cipriani) se la ha quedado parado el reloj. Monseñor, es hora de darle cuerda y de copiar a sus colegas de Roma que, de buena fe, ya se han subido al carro del Papa Francisco.
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