El encuentro con Dios es siempre personal. Intransferible. Podemos interceder unos por otros, pero nadie puede orar en lugar de otra persona. No es posible comunicarse con Dios por procurador. Cada uno ha de abrirse confiadamente a su presencia.
Es cierto que podemos utilizar fórmulas heredadas de generaciones anteriores, para orar a Dios. Puedo repetir los salmos y plegarias que otros creyentes han utilizado en otros tiempos. Pero, al final, soy yo el que tengo que recorrer mi propio camino y encontrar a Dios en mi vida. LEER MÁS
No hay comentarios:
Publicar un comentario