He visto en un periódico una fotografía del Papa difunto que me lo dice todo. Es el Papa Francisco. En la parte de su rostro pone este cartel “El hombre”. En la parte inferior le presenta con sotana blanca, toda llena de botones y un ancho fajín, y dice “La institución”.
Creo que el comentario es claro y sencillo. Podemos comentar la persona y su vida como Francisco y otra cosa distinta es su pertenencia a la institución.
Yo no me considero preparado para dar mi opinión sobre ninguno de los dos aspectos.
Siento que ha sido una persona enamorada de Jesús, creyente, solidaria, amiga de los pobres, cercana a los desvalidos, muy próxima a los marginados. Luchadora por un mundo nuevo, sobre todo en paz. Lo diría con una palabra: Un buen cristiano.
Su aspecto como parte de la institución, no lo juzgo, pero me gustaría un cambio muy fuerte en su misión y su título. Se me ocurre inmediatamente comparar la muerte de Jesús, que celebramos la semana pasada y la muerte del Papa. Sobre todo, por el tinglado que se monta en torno a su defunción, muerte, sepultura. No lo entiendo. Con multitud de trajes cardenalicios, autoridades de primera, miles de fieles... Miles de policías y seguridad política. Con comentarios sobre su sucesor y cábalas de la línea futura. Creo que se filtra un poco la papolatria.
Él quiso transformar muchas de las costumbres de la Iglesia: hacerla más sencilla, menos jerarquizada, menos tinglado. Un Vaticano que dejara de ser un imperio y que pasase a ser una comunidad de cristianos, viviendo la pobreza, con muy pocas personas, con menos instituciones, dejando de ser ciudad del Vaticano y pasando todos sus palacios y organizaciones a ser una institución sencilla, en comunión con toda la Iglesia en el mundo entero. En pocas palabras: “Como Jesús de Nazaret y sus discípulos”.
En las grandes decisiones por la paz, la sinodalidad, o en la vivencia del Vaticano, siento que no ha podido hacer lo que él quería. Son muy fuertes las ataduras de la institución.
Destaco su esfuerzo por la paz en un mundo tan revuelto y ha dado un gran paso en la vivencia en la sencillez, aunque me gustaría que el Papa no fuese la figura de gran jefe, viéndose metido en las exigencias de una gran institución.
El pueblo sencillo le queremos y sentimos su cercanía. Ha dado un paso en la vivencia institucional del evangelio. Gracias al Padre Dios por su hijo Francisco, testigo de la Resurrección. Porque sé que el Padre Dios le ha acogido: Descansa en la paz de Dios.

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