También la Tierra tiene sueños. Su sueño es tener una comunidad planetaria justa, en conversación con todx, en continua evolución.
Nosotrxs somos Tierra, y lo es todo lo creado.
Como gesto concientizador te invito a descalzarte y, si puedes, camina sobre tierra, arena o yerba. Siente el frescor de tu pisada desnuda sobre la tierra que te sostiene. Siéntete, agradece, camina despacio, estás donde tienes que estar. Respira.
Fíjate en algo de la naturaleza que te invita a que os miréis: miraos un rato, así descalza, respirando, dejándote mirar por esa flor, por ese árbol, por el río… dejarte decir lo que la naturaleza ve en ti de vida, de belleza, de cariño, de posibilidades. Y en ese diálogo silencioso, déjate amar, así, sin más, sin méritos ni maquillajes, sin necesidad de mostrar el perfil más agraciado.
Cuando yo hago esta meditación me vienen imágenes del Resucitado caminando en la playa. Hay silencio y sonido del mar; él sonríe y trata de disolver mi seriedad, esa que solemos arrastrar en los temas religiosos porque casi siempre nos hicieron sentir culpables. Y el Resucitado, libre y divertido se atreve a preguntar, con su picardía y carácter apasionado, tratando de cambiar las caras de los monseñores y moralistas y profetas del desastre climático…
¿Me quieres? ¿Qué? Si yo sólo estaba paseando, y me dice, pues por eso, porque te atreves a disfrutar a tope con todo lo bello, y a aceptar el placer gratuito de todo lo que la Vida pone a nuestro alcance, con respeto y veneración. ¿Me amas? Pues claro, pero…no hay peros que valgan, ¿me amas? Disfruta con todo, cuida de todo, ama a todo, vive en armonía con todo…
Los expertos nos dicen que estamos terminando la era Cenozoica en la historia de la Tierra y entrando en la era Ecozoica.
Esta transición geográfica está evidenciada por la ya iniciada sexta extinción que estamos provocando lxs humanxs. Sí. Sin más.
La supervivencia de millones de especies depende de nuestra adaptación a esta transición. Como dicen los expertos esta es una transición hacia un período de comunidad con la Tierra conectando con su dimensión sagrada.
Somos naturaleza no sólo naturaleza humana. Y todo, absolutamente todo es sagrado.
Por ello, para desde esta página respetar y bendecir –decir bien- de todo lo que es Vida que permea absolutamente todo, y como un ejercicio sencillo y básico de creatividad, co-creando, compartiendo con madre Tierra en su día, se nos ocurre hablar de un lugar recientemente honrado con nuestra visita, acariciado con toda clase de bien decir, de agradecer, de admirar y contemplar, y con fotos que compartimos con vosotrxs.
Compartir de algún lugar que os proponéis visitar o habéis visitado en persona, no virtualmente, es algo que nos gustaría que pudierais hacer con nuestra página y lo publicaríamos estos días de conmemoración de madre Tierra.
¿Por qué? Dicen los expertos que detener la destrucción del planeta no lo conseguiremos a base de intimidaciones y cifras escalofriantes de lo bestias que somos los humanos… esto al final nos bloquea, nos cierra y asusta tanto que podemos dejar de trabajar en positivo porque de alguna manera tiramos la toalla.
Los geólogos contemplativos nos dicen: estableced una relación de amistad, de intimidad con la creación. Dialogad, es decir, escuchad el diálogo de las hojas moviéndose con el viento, la música del mar, según su diálogo y danza con la luna, con las brisas, los vientos.
Las olas en la orilla te hacen reír y correr, como veía ayer que casi me pillan, y los niños se ríen y hablan con ellas, y los padres se relajan y se ríen y juegan con los niños…Se organiza una movida sencilla y preciosa, todo porque una ola juguetona te sigue mientras tu caminas embelesada en tus pensamientos y te mondas de risa pensando qué pensará la ola de mí, de “mis profundos pensamientos” y mientras lo piensas la ola ya te pilló y se ríe de mis profundidades y me invita a jugar, a danzar, a correr, a mojarme, a permanecer tranquila, sin pensar tanto en lo que ocurre, besando el mar y la arena y dejándome asombrar ante la belleza, que pasamos de largo tantas veces, dando por sentado que esto es así, sin valorar los ciclos, las dinámicas internas, la sabiduría infinita que no puedo ni intuir.
Por todo ello, por la urgencia que hay de que tú disfrutes, de que la tierra disfrute, y de que no sea necesaria otra pandemia para que el planeta se recupere sino que aprendamos a compartir, congeniar, dialogar… os ofrecemos hoy el inicio de un compartir algunos lugares de esos que nos tocan por dentro. De un modo sencillo, con alguna foto del lugar y una descripción de qué es, dónde está y de porqué te llega tanto que nos lo compartes.
El lugar que nosotras compartimos hoy lo visitamos hace poco de nuevo, después de muchos años, es en Vizcaya, San Juan de Gaztelugatxe.
Este lugar tiene una magia que si escuchas el cuerpo cuando lo contemplas y sientes, notarás casi temblor. Es una ermita centenaria que desafía al bravo mar Cantábrico, en un entorno casi de fantasía. Ubicado a 35 kms de Bilbao. La isla está conectada con tierra firme por un puente de piedra, que se convierte en un estrecho camino de 241 peldaños zigzagueantes hasta la cima.
Ahí está elegante y sencilla la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, dedicada a Juan Bautista. Majestuosa y desafiante en mitad del Océano. Erigida en el siglo IX. Actuó de defensa en diferentes batallas e incluso como mazmorra de brujas en tiempos de la inquisición. Entiendo que siempre eran mujeres y los perseguidores varones eclesiásticos dignos de no mencionar. Quiero creer que ellas disfrutaron de la belleza del entorno, de la fuerza de la naturaleza salvaje, pura, llena de la energía del Amor en continua recreación. Me gustaría rescatar su memoria.
Cuando fuimos hace unos días, pudimos escuchar infinidad de idiomas, ya que es un lugar visitado y venerado por todo el que sabe de su existencia.
Está catalogado como Biotopo protegido. Ubicado entre las localidades costeras de Bakio y Bermeo. Esperamos os guste y vengáis pronto a hacer una pequeña peregrinación. Con calzado firme y el corazón sano, ya que es bastante fuerte la bajada y subida. También podemos contemplarla desde arriba, desde un cómodo mirador. ¡Impresionante!
Creo, como nos indica la neurociencia, que estar en contacto con la naturaleza nos reformatea el cerebro. Si puedes invertir tiempo de calidad acariciando con la vista esos monumentos naturales en total armonía con la mano humana, en nuestro caso la ermita, las escaleras, el puente que une, no destruye, no invade…vemos que es posible ese matrimonio humano con la creación. El fruto es una sinergia de vida, de Vida, en todo y por dentro.
Terminamos agradeciendo a madre Tierra su amor infinito con la humanidad, su bondad que le ha llevado a estar en sus límites de salud por no negarnos nada, como una madre. Ahora desbordada.
Y como homenaje os invitamos a compartir algunos de esos lugares que para ti sea importante, mágico, sanador o simplemente lleno de vida.
Magda Bennásar Oliver, sfcc
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