Paula Bistagnino
Por qué me obsesioné con investigar al Opus Dei.
Por Cosecha Roja.
En 1986 o 1987, a los nueve o diez años, escuché por primera vez lo de las mucamas del Opus Dei. Había venido a casa una prima de mi mamá. Estaba dando clases en una escuela de nuestro barrio, en la ciudad de Bella Vista, y pasó a saludar. Nunca me olvidé de lo que contó: era un colegio para chicas pobres que iban a ser mucamas; las chicas tenían 14 o 15 años y les enseñaban a servir la mesa, a coser, a planchar, a lavar y a cocinar; les daban además formación religiosa; vivían pupilas y no las dejaban salir a la calle ni ir al supermercado solas; apenas podían leer algunos libros o ver dos o tres películas que les pasaban siempre.
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