José Carlos Enríquez Díaz
El 21 de noviembre de 2004, José Manuel Vidal publicaba en El Mundo un reportaje que comenzaba así: “Vive en un palacete modernista con chófer, secretaria, personal de servicio y un Audi 6. No es el director ejecutivo de una multinacional, sino el cardenal emérito de Barcelona, Ricard María Carles. Un cardenal como los de antes. El retiro dorado del purpurado valenciano está provocando las iras de sus antiguos feligreses, que le reprochan su ostentación. Tanto es así que 12 personalidades catalanas piden a Roma que tome cartas en el asunto. Por el bien de la Iglesia”.
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