J. I. González Faus
La necesidad de ocuparse del “trumpirato” ha retrasado este comentario a la carta apostólica Spiritus Domini que concede a las mujeres acceso canónico a las antiguas “órdenes menores” de lectorado y acolitado.
Negativos. A primera vista el documento parece decepcionante: se limita a reconocer algo que viene practicándose desde hace tiempo: ¿quién no ha visto a mujeres leer y dar la comunión en mil lugares? Eso confirmaría la opinión de que, a veces, es necesario comenzar a hacer las cosas “ilegalmente” para que un día acaben siendo legales.
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