José Carlos Enríquez
La distinción entre Iglesia rica-poderosa y algunos cristianos pobres-impotentes va en contra del evangelio. En el campo del asistencialismo, la Iglesia se limita –en esa misma lógica– a la gestión de centros de acogida para los menos favorecidos, pero no desconfía de la autoridad civil causante de la pobreza y la desigualdad. Así, en el siglo XIII, como evidencia, “se formaron institutos hospitalarios y militares, sociedades para el rescate de los cautivos”Anota Chenu que “la Iglesia se había convertido en soporte y garante de una sociedad de la que, por lo mismo, era ella la primera beneficiada”
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