Con 94 años de edad pertenecía a la comunidad de Oviedo. El entierro tuvo lugar el 22 de marzo en el panteón salesiano del cementerio de Oviedo.

D. Tirso, en el cielo, habrá recuperado todas sus habilidades manuales y ya estará en el taller, con San José, haciendo sus tareas y trabajos con la madera.
La comunidad salesiana y su familia sentimo s su muerte y creemos en lo que Jesús proclama en el Evangelio: “Yo soy la resurrección y la vida.
Quien cree en mí, aunque haya muerto vivirá.” (Jn 11, 25).
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Quiero darle un abrazo muy fuerte desde este mundo, porque allí dónde esté seguimos sintiendo su presencia y legado...
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