Facundo Barrio
El gobierno ilegítimo se apoya en parte de la Iglesia y a la vez seduce a los evangelistas. Pero hay sectores eclesiásticos en alerta por la influencia creciente del radicalismo religioso.
Luego de autoproclamarse presidenta de Bolivia en un Parlamento sin quórum, Jeanine Añez entró al Palacio Quemado y levantó con sus dos manos un ejemplar enorme de la Biblia, en cuya tapa podía leerse visiblemente: “Los cuatro evangelios”. Lo que Añez exhibía sonriente era el Nuevo Testamento: la parte de la Biblia sobre la que católicos y evangelistas no tienen discrepancias.
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