Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara
Redes Cristianas
3ª) El cardenal Müller define el documento del Sínodo de la Amazonía como una ‘herejía’. He aquí, por lo menos, una exageración. Normalmente, los Sínodos no se embarcan en declaraciones doctrinales, sino que se ocupan de asuntos de la praxis de las comunidades cristianas del territorio para que demanda, porque lo necesita, un sínodo regional. Y en asuntos de la práctica eclesial, incluso de los sacramentos, es muy difícil, por no decir imposible, hablar de herejía. En este asunto, el gran profesor de Nomología, -fundamental, por tratar de las normas generales del Derecho del que se trate-, del Derecho Canónico de la Pontificia Universidad de Salamanca, nos decía, al hablar del sacramento de la Penitencia, que no podían considerarse como dogmática la normativa aplicada a través de los tiempos, por tratarse de decisiones prácticas, y no doctrinales.
Pues éste es el caso del Sínodo Panamazónico, que se ocupa más del buen funcionamiento de las comunidades pertinentes, que de teologías. El caso es que sí ha habido un caso paradigmático de un sínodo regional, el de Toledo, del año 549, en los meses de abril y mayo, en el que se condenó la herejía arriana, y en el que también, sin estar habilitado para ello, pues no era un Concilio Ecuménico, corrigió la fórmula dogmática del Símbolo Niceno-Constantinopolitano, ésta sí dogmática, que proclamaba “creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre”, por la fórmula nueva, colocando, después de la frase anterior, el añadido “filioque”, (y del hijo), con lo que quedó “creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del hijo”, que es lo que hoy proclamamos en la Iglesia de occidente, ya que fue ésta, por su cuenta, en un alarde típico de autoritarismo clerical romano, la que fue aceptando este desvío, hasta proclamarlo en el Concilio Lateranense IV, de 1215, y que había provocado, en el siglo IX, el cisma de Oriente, en el que es preciso reconocer a los ortodoxos casi todas la cuotas de razón. Pero de esta decisión herética del Sínodo de Toledo nunca hemos oído decir nada al antiguo prefecto de la Doctrina de la FE.
Intervención del cardenal Walter Brandmüller
1ª) El instrumentum laboris se puede calificar de hereje “dado que el documento pone en tela de juicio el hecho mismo de la revelación divina» , también hay que hablar. , además, de la apostasía ” .
Los argumentos de este cardenal son casi los mismos que los del cardenal ex prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, antiguo Santo oficio, antigua administración vaticana para la gestión del uso de la Inquisición. No sé por qué todas las Congregaciones vaticanas se tienen que denominar Sagradas. (Y aun entendiendo los códigos de la Tradición, la inicua Congregación que propició y gestionó la Inquisición nunca debió disfrazarse de “sagrada”; mejor le hubiera venido la denominación de diabólica). Los dos cardenales tienen una idea pre conciliar de la Iglesia, y si ya hubieran chocado, como sus pares de su estilo lo hicieron, con Pablo VI, la figura de Francisco los sobrepasa. El cardenal Walter Brandmüller tiene también una idea burocrática y funcionarial de la Jerarquía de la Iglesia, y se reforzarán con textos del Nuevo Testamento que, solo con interpretaciones apañadas y benignas, y ni así, acabarán significando algo parecido a la necesidad y el uso del Poder en la Iglesia, y conseguirán disfrazar el escueto y mal visto “Poder”, que choca con la esencia del Evangelio, con la palabra solemne y llena de etiqueta y buena intenciones de “Potestas”, que en latín el poder así llamado parece cosa en la que confiar, con una palabra tan bella: pero nunca harán alusión al “lavatorio de los pies” como el origen del ministerio de servicio a los hermanos, sean los que fueren.
2ª) ¿qué tienen que ver la ecología, la economía y la política con el mandato y la misión de la Iglesia?
Qué manía de estos ¿sesudos? cardenales alemanes con la duda, hasta la negación, de que la ecología, la economía, y hasta la política tengan algo que ver con la misión de la Iglesia. Tengo un amigo bastante socialista él, no de partido ni de connotaciones políticas, sino de enorme sensibilidad por la justicia social y el amento de las diferencias socio-económicas que me sorprendió con esta afirmación: “Pienso que los curas nos han engañado durante mucho tiempo, con la matraca de la “Salvación de las almas”. Jesús nunca usó esta expresión, sino más bien se preocupó del bienestar de los cuerpos de los que lo rodeaba: los curaba, les daba de comer, los limpiaba de la lepra, y les daban pena, “porque veía a la gente como ovejas sin pastor”. Esta es una idea que he usado en muchas de mis homilías, que de hecho ya usaba antes de la conversación con mi amigo. Es evidente que a una persona que hace la pregunta que encabeza este párrafo jamás se la ha pasado por la cabeza la idea de que Jesús entendió de modo diferente su misión salvadora, del que nos han transmitido los jerarcas de la Iglesia.
Además, este desprecio tanto de un cardenal, como del otro, de estas realidades humanas fundamentales, como la ecología, que es la única manera de, si no parar, por lo menos retrasar el tremendo daño que los humanos estamos haciendo al Universo, y a nosotros mismos; la Economía, como medio aproximadamente científico de cumplir con la justicia social en el reparto de los bienes que ha regalado el Señor para todos los hombres; y la Política, es decir, el cuidado del Pueblo, de que su convivencia sea agradable, de que los gobernantes busquen la justicia y la Paz para todos los hombres, pues el cuidado del Pueblo, de la Humanidad, es la gran tarea de todos los que seguidores de Jesús, quien incluso se ofreció para el bien y la salvación de “todos los hombres, (no sé responder a los que me han preguntado varias veces, al oír el “por muchos” en la consagración del vino: “si son muchos, no son todos. Entonces, ¿Quiénes son aquellos a los que no alcanza la salvación de Jesús?
El cardenal Brandmüller debe olvidar, para hacer esa pregunta sobre la ecología, etc., , la enorme fuerza de la encarnación, y que el Concilio Vaticano II ha definido a la Iglesia como “Pueblo de Dios”, así como debe de desconocer la idiosincrasia del Pueblo de Dios en el mundo amazónico. Y os peguntamos, ¿Cómo puede hacer esta pregunta fuera de tono y de lugar quien ha leído el bellísimo inicio de la Constitución Conciliar “Gaudium et spes”: “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo…son, a la vez, gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo…”.
Solo podemos concluir que a los cardenales Gerhard Ludwig Müller, y Walter Brandmüller no solo no les gusta el papa Francisco, porque todas esta pegas al Sínodo amazónico van dirigidas y apuntan al corazón de Francisco, sino que tampoco les gusta, lo leen poco, o lo han olvidado, el Concilio Vaticano II.
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