Redes Cristianas
Pepe Mallo
“Dejar las cosas en el aire”
El sueño calderoniano, el sueño de Luther King, el sueño de tantos hombres y mujeres en la vida…, “pues toda la vida es sueño”. Y cuando en algunos momentos decisivos nos despertamos ilusionados, constatamos con nostalgia que seguimos soñando.
En ocasiones el papa Francisco rompe sueños, malogra expectativas, frustra esperanzas. Con sus recientes manifestaciones acaba de provocar de nuevo en muchos creyentes estupefacción, o más bien, desconcierto, incertidumbre y preocupación. En pocos meses, ha cercenado expectativas alentadoras en dos ocasiones; y curiosamente en sendas ruedas de prensa de regreso de algún viaje. Se ve que a Francisco le van las entrevistas en los aviones: así puede dejar las cosas en el aire.
Primera frustración: “¿Celibato opcional? Nanai del… Vaticano”
En el mes de enero, a su regreso de Panamá, en el avión, descartó definitivamente cualquier perspectiva dirigida a modificar la norma del celibato obligatorio de la Iglesia. Francisco, como sus antecesores, no ha querido enfrentarse a un problema tan candente como ineludible cual es el planteamiento del celibato opcional. Como sus predecesores, se ha mostrado extremadamente refractario. Con su inflexible actitud, ha defraudado a no pocos adeptos, incluidos obispos y cardenales, y ha frustrado muchas expectativas reales. Mis reflexiones a este respecto las expuse, en este mismo foro, en el artículo “¿Celibato opcional? Nanai del… Vaticano” (15 -02- 2019)
Segunda frustración: diaconado femenino, “de momento, nada de nada”
A primeros de mayo, en el viaje de regreso de Macedonia, Francisco volvió a trampear sobre el diaconado femenino en la Iglesia. Posteriormente reiteró sus declaraciones en el encuentro con las participantes en la Asamblea de las Superioras Generales de congregaciones religiosas. No sé si resignado o inflexible, el Papa zanjó la cuestión: “de momento, nada de nada”. Incluso hasta lanzó un desafiante reto ante el rendido auditorio femenino: “Somos católicos y si alguno quiere hacer cambios y otra Iglesia, es libre de marcharse”.
¿Están bien cimentadas las razones que aduce Francisco?
-“No se ha llegado aún a un acuerdo sobre la posible creación de diaconisas porque hay opiniones diferentes entre los miembros de la comisión.”
Estimo que la falta de acuerdo no puede ser óbice para frenar un problema tan importante y urgente como el ministerio de las mujeres. Divergencias existen desde los comienzos de la Iglesia (Hch.15,1 ss.) Siempre habrá diferentes opiniones entre los teólogos. No escasean los que todavía viven encerrados y enterrados en una rancia mentalidad fosilizada, en un arraigado conservadurismo dogmático. Con más tercas molleras tuvo que lidiar Juan XIII en la convocatoria del Concilio. Su inapelable decisión abrió de par en par las puertas de la Iglesia.
-“Caminamos aquí sobre una sólida senda, el camino de la Revelación; no podemos recorrer un camino diferente que altere la Revelación y las declaraciones dogmáticas. Si en el diaconado femenino hubo un principio de revelación, dejemos que se desarrolle yo no puedo tomar decisiones sin un fundamento teológico e histórico”.
Este recurso muestra claramente que Francisco parece tener dificultades para superar y salir de esta concepción arcaica de la tradición y de la revelación. Porque ¿en qué consiste el concepto de revelación? Según doctrina, el Magisterio eclesial es el encargado de “interpretar” la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición como depósito de la fe. Recalco la palabra “interpretar”. Porque ciertamente existe una innegable interpretación de afirmaciones y hechos religiosos, una forma de hacer teología que ha consistido en elevar especulaciones interesadas a la categoría de verdades incontrovertibles. Pero, estas “verdades de fe” ¿son y han sido siempre revelación, “palabra de Dios”? ¿Era revelación incuestionable la teoría geocéntrica que provocó la condenación de Galileo? ¿Era revelación irrefutable la teoría del creacionismo que condenó el origen de las especies de Darwin? ¿Era revelación el origen bíblico del universo frente a la teoría del Big-Bang? Se presume que fórmulas dogmáticas que ahora se consideran ciertas podrán dejar de serlo gradualmente en el futuro. Porque la “interpretación” teológica de las Escrituras es cada vez más exacta, profunda y minuciosa, según los actuales postulados científicos, paleontológicos, sociales y antropológicos. Urge recuperar un concepto creativo de la tradición y de la revelación y enterrar el actual, ya fosilizado y arcaico.
-“Sobre el diaconado femenino, hay un modo de concebirlo no con la misma visión del diaconado masculino. Por ejemplo, las fórmulas de ordenación diaconal encontradas hasta ahora según la comisión no son las mismas para la ordenación del diácono masculino. No es claro. Había diaconisas al inicio, ¿pero era ordenación sacramental o no? “Si el Señor no nos ha dado el ministerio sacramental para las mujeres, no va”.
Dos matices para este razonamiento. Se reconoce que existieron diaconisas en la Iglesia primitiva, pero el conflicto se centra en “las fórmulas de ordenación”. Es decir en un “rito”. ¿No resulta extraño que se considere revelación de Dios un mero rito? Los ritos son simplemente protocolos ceremoniales, signos de una realidad latente. Y en este caso la realidad es la elección de mujeres y hombres para ministerios de la comunidad. ¿Por qué un rito, el de los varones, se considera “ordenación sacramental”, y el de las mujeres no? ¿Es lo mismo tradición que revelación?
Por otra parte, se hace hincapié en lo “sacramental”. Craso error histórico. La doctrina y la institución de los sacramentos no pertenecen al legado apostólico; se trata de un concepto puramente teológico, y se establecieron más tardíamente en la Iglesia. Incluso fue (y es) muy discutido el número y la esencia de algunos; y muy en concreto precisamente, el de la ordenación “in sacris”. Además, en la ordenación de nuevos presbíteros (12 mayo 2019), el mismo Francisco ha reconocido que “el Señor Jesús es el gran Sacerdote del Nuevo Testamento; aunque, en verdad, todo el pueblo santo de Dios ha sido constituido sacerdocio real en Cristo”. ¡¡¡Sorprendente!!!
Francisco se ha enrocado
Abre ventanas con esperanzadoras promesas y, cuando entra el viento del Espíritu, baja las persianas. Difícil encontrar razones. ¿Temor a ciertas resistencias retrógradas y presiones hostiles? ¿Miedo, aprensión, pusilanimidad, o tranquilidad de conciencia?…
Personalmente pienso que el problema no es teológico sino pastoral. Se trata de temas cuya solución traería consecuencias insospechadas para el desarrollo de la Iglesia. Urge una renovación teológica pastoral. Hacer realidad la expresión franciscana “Iglesia en salida”. Salida de su ensimismamiento y oscurantismo y del machismo clerical.
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