Carmen Echarri
Tenemos un obispo muy particular, mecido en una hipocresía alimentada con el tiempo, permanente, invariable. Un obispo capaz de despacharse con un mensaje dirigido a estimular la caridad cristiana con el inmigrante, mientras niega ayuda alguna para que propiedades que la Iglesia tiene abandonadas sirvan de acogida a los menores inmigrantes.
Debe ser que la inmigración infantil que encarnan los etiquetados como MENA no queda bien en un discurso encorsetado con motivo de la II Jornada Mundial de los Pobres.··· Ver noticia ··
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