Roger Landa
No cabe duda, el conflicto venezolano tiene una dimensión geopolítica irreductible a la lógica binaria schmittiana amigo-enemigo. El anti-imperialismo es el último bastión de unidad posible para el gobierno encabezado por Nicolás Maduro (sin duda, el presidente elegido bajo la legalidad constitucional en curso). Pero esto no debe llevarnos a reducir la conflictividad social a la simple polarización imperialismo-nacionalismo. Hay más. Las dinámicas de las distintas regiones históricas de Venezuela están sujetas a profundos cambios en las relaciones de poder, y ello incluye los vínculos con los procesos de acumulación global y la medida geopolítica del capital en curso··· Ver noticia ···
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