La profesora de Teología de la Universidad de Deusto Lidia Rodríguez ha considerado necesario terminar con la discriminación de la mujer en la Iglesia católica, como hicieron hace mucho otras iglesias cristianas, que tienen sus "arzobispas", "obispas", "diaconisas" y pastoras.
Rodríguez (Valencia, 1968), quien ha intervenido en Pamplona en el ciclo de conferencias organizado por el Foro Gogoa, ha afirmado en una entrevista con Efe que la mujer en la Iglesia católica se siente discriminada y ha apuntado que en algunos casos se está silenciando la corriente teológica feminista.
Doctora en Teología Bíblica por la Universidad de Deusto, Rodríguez es presbítera ordenada de la Unión Bautista y ha desempeñado labores pastorales durante quince años en la Comunidad Cristiana Evangélica de Bilbao.
Sus últimas publicaciones están dedicadas a la relación entre Biblia y cultura y a la exégesis feminista del Antiguo Testamento.
ENTREVISTA
¿Las mujeres se sienten excluidas en la Iglesia católica?
Sin lugar a dudas, sobre todo las que han estudiado Teología, que han estudiado Biblia, mujeres que por ejemplo son profesoras de religión en centros de primaria y de secundaria, mujeres que están trabajando en las diferentes diócesis.
Pero no es ésta una realidad muy conocida...
Sí se han levantado muchas voces críticas con la situación de las mujeres dentro de la Iglesia católica y, de hecho, no es extraño hoy leer a mujeres teólogas feministas católicas. Lo que sucede es que en muchas ocasiones ese discurso no llega de forma generalizada y en algunas ocasiones incluso hay 'cierres' de lugares de conferencias o no se promociona el asistir a este tipo de actos.
¿Quiere decir que se trata de silenciar a las teólogas feministas?
En algunos contextos y en algunos círculos sí, en otros no. Es injusto hacer una especie de 'enmienda a la totalidad'. Hay facultades de Teología donde se acoge el discurso feminista sin dificultad, hay diócesis que promocionan a mujeres y hay otras que no. El panorama es bastante diverso. El futuro de las mujeres depende muchas veces de en qué diócesis están trabajando, quiénes son esos obispos, esos decanos de facultades o de institutos de teología.
¿Ocurre esta discriminación en todas las Iglesias cristianas?
El patriarcado ha marcado siempre la subordinación de las mujeres en todos los sectores, en el económico, en el intelectual y, por supuesto, en el religioso y en todo el mundo cristiano también. Ahora bien, hay tradiciones eclesiales donde sí que hay una sanción dogmática oficial en contra del sacerdocio presbiterado para las mujeres, pero en otras tradiciones cristianas, no.
Por un lado, las Iglesias orientales ortodoxas siempre han mantenido la figura de las mujeres diaconisas y ahora se están reivindicando desde su propio pasado, desde su propia tradición, porque siempre han existido.
En la Iglesia católica está sucediendo algo muy parecido, hay una serie de estudios que se han presentado al Papa Francisco acerca de las diaconisas de la Iglesia antigua para reivindicar esa figura.
Sin embargo en las Iglesias protestantes es muy variable la situación. Por ejemplo, la Iglesia anglicana tiene arzobispas y obispas, la Iglesia luterana también, en muchísimos grupos protestantes hay pastoras, y ahí encontramos diferencias bastante notables.
¿Hay visos de solución a este problema?
Si en la Iglesia católica ya hay unos textos que marcan la prohibición explícita de la ordenación de mujeres, va a ser bastante complicado, va a tardar mucho tiempo en que realmente haya un cambio de esa oficialidad, de esa dogmática oficial.
En otras tradiciones cristianas, hay un debate interno, que en muchos casos ya se ha resuelto, a favor del ordenamiento eclesial de las mujeres. Es decir, se ha normalizado su presencia.
¿Es necesario un Concilio Vaticano III para tratar este asunto?
Para esto y para otras muchas cosas, como lo que tiene que ver con la actualización del pensamiento teológico general y por supuesto en relación a las mujeres, pero también el diálogo interreligioso o el encuentro entre culturas. Hay muchos aspectos que necesitan el famoso 'aggiornamento' ("actualización" en italiano) que pregonó el Vaticano II.
Lidia Rodríguez
(RD/EFE)
No hay comentarios:
Publicar un comentario