160 y tantos varones de edad provecta cuando no ancianos de toda ancianidad, vestidos de talares uniformes negros con largas faldas hasta los pies, arrastradas desde la edad media, adornadas de vivos morados, verdes, rojos para jerarquizar la mirada, se reúnen requeridos por uno ellos vistiendo el blanco del mando supremo que desde las guerras napoleónicas se reserva el máximo poder de la poderosa institución. Leer artículo completo »
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario