“Cuando miras el cielo y fijas una estrella, si sientes escalofríos bajo la piel, no te abrigues, no busques calor, no es frío, es solo amor” (Kahlil Gibran)
6 domingo. Festividad de los Reyes Magos
Mt 2, 1-12
Vimos su estrella en oriente y venimos a adorarle (v 2)
El llamado evangelio del Pseudo Tomás -o Evangelio de la infancia- del siglo II, es un evangelio apócrifo, no incluido en la actual Biblia, y dice que estos magos tenían vínculos familiares entre sí, y que llegaron a Belén con tres legiones de soldados: una de Persia, otra de Babilonia y otra de Asia. De ahí, puede ser, que se les considerara reyes o líderes.
¿Os imagináis el espanto, de San José, la Virgen, el niño, el buey, la vaca, los pastores, las ovejas, y hasta los ángeles, que estuvieron quizás a punto de reclamar el rápido descenso de las doce legiones celestiales al son de divinas trompetas celestiales, ante semejante terrenal comitiva?
“¿Quién nos dio ojos para ver los astros, sin darnos los brazos para alcanzarlos?, dijo la escritora portuguesa Florbela Spanca. Mis brazos se alargaron más allá del oriente y se perdieron abrazando y besando estrellas buscando al niño en la cuna. Porque, como también dijo el francés Christian Bobin “Hay una estrella en el cielo para cada uno de nosotros, lo suficientemente lejos para que nuestros errores no la opaquen jamás”.
El pasaje evangélico de La adoración de los magos, es una de las escenas religiosas más representadas en la pintura, sobre todo en le época que va desde el románico hasta el barroco, en todas sus etapas, aunque se sigue practicando en todos los estilos posteriores hasta la actualidad.
El Greco pintó una escena que muestra la Adoración de los Reyes Magos. En la composición, María y el Niño Jesús son la figura central. El niño extiende un brazo para recibir los presentes que le ofrecen los magos, quienes se muestran tanto con atuendos como con colores de piel diferentes; alegoría pictórica de los continentes conocidos en el contexto del autor. El que le ofrece directamente el regalo deja su corona en el suelo como símbolo de la jerarquía divina de Jesús. La escena transcurre en un ambiente palaciego, de la que se observa detrás de las columnas plasmadas con trazos clasicistas, una cúpula.
Lionello Puppi comenta, en El Greco en Italia y el arte italiano, haciendo referencia a la Adoración que se conserva en el Museo Benaki: “...manifiesta una evidencia híbrida en la que se mezclan y conviven, si bien con algunos desequilibrios estridentes, signos iconográficos y estilemas de procedencia italiana y griega”.
Kahlil Gibran, decía: “Cuando miras el cielo y fijas una estrella, si sientes escalofríos bajo la piel, no te abrigues, no busques calor, no es frío, es solo amor”.
Yo por las noches miro más allá de las nubes y clavo estrellas en el cielo sin sentir temblores en el cuerpo. No me pongo el abrigo de colores, ni busco calentar mis sentidos, porque desde que veo una Estrella en oriente, el frío se convierte en amores.
Rubén Darío nos introduce el la escena con el siguiente Poema modernista:
LOS REYES MAGOS
Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.Vengo a decir: la vida es pura y bella.Existe Dios. El amor es inmenso.¡Todo le sé por la divina Estrella!
Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todoExiste Dios. Él es la luz del día.La blanca flor tiene sus pies en todo.¡Y en el placer hay la melancolía!
Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguroque existe Dios. Él es el grande y fuerte.Todo lo sé por el lucero puroque brilla en la diadema de la Muerte.
Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.Triunfa el amor y a su fiesta os convida,¡Cristo resurge, hace luz del caosy tiene la corona de la Vida!
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