Carlos E. Lippo
Enviado a la página web de Redes Cristianas
“Los esfuerzos militares de momento han dado cobertura a la diplomacia para garantizar una transición pacífica en Venezuela,pero la situación es desastrosa, y está afectando a toda la región. Nuestro principal foco serán nuestros aliados”
Almirante Craig Faller, comandante actual del Comando Sur estadounidense
A manera de recordatorio y tal como ya señalásemos en un trabajo anterior (1), debemos decir que el Comando Sur es uno de los diez comandos que conforman la maquinaria militar más mortífera del planeta, tratándose de un mando conjunto integrado por efectivos militares y civiles que representan a todas las ramas de las Fuerzas Armadas Estadounidenses: el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, el Cuerpo de Marina (“Marines”), la Guardia Costera, así como de varias agencias federales, la CIA y la NSA, entre ellas, junto a sus respectivas agencias mamparas como la USAID y la NED. Un Comando que cuenta entre sus múltiples recursos con la Cuarta Flota, reactivada en el 2008 después de haber permanecido inactiva durante 58 años, como una respuesta político-militar al surgimiento de regímenes populares de carácter nacionalista y antimperialista en Venezuela y otros países de Suramérica, Centroamérica y El Caribe.
Almirante Craig Faller, comandante actual del Comando Sur estadounidense
A manera de recordatorio y tal como ya señalásemos en un trabajo anterior (1), debemos decir que el Comando Sur es uno de los diez comandos que conforman la maquinaria militar más mortífera del planeta, tratándose de un mando conjunto integrado por efectivos militares y civiles que representan a todas las ramas de las Fuerzas Armadas Estadounidenses: el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, el Cuerpo de Marina (“Marines”), la Guardia Costera, así como de varias agencias federales, la CIA y la NSA, entre ellas, junto a sus respectivas agencias mamparas como la USAID y la NED. Un Comando que cuenta entre sus múltiples recursos con la Cuarta Flota, reactivada en el 2008 después de haber permanecido inactiva durante 58 años, como una respuesta político-militar al surgimiento de regímenes populares de carácter nacionalista y antimperialista en Venezuela y otros países de Suramérica, Centroamérica y El Caribe.
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