Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara
Redes Cristianas
Tiene razón el arzobispo Agrelo cuando afirma, refiriéndose a Herrera: “Es un sinsentido que la Iglesia en España pague a periodistas que ridiculizan el Evangelio”. Y el arzobispo de Tánger sigue razonando con un sentido auténticamente democrático: “Para la COPE son más importantes las fronteras que los pobres. Que lo diga la COPE puede ser libertad de expresión. Que lo pague la Iglesia es sencillamente un escándalo”.
El prelado gallego en tierras africanas estaba verdaderamente indignado con Herrera con afirmaciones como ésta, que ha proferido Carlos Herrera, al criticar abierta e infamemente, movido y guiado solo por su ideología radicalmente derechista, la decisión del Gobierno de España de ofrecer una puerto al barco Aquarius, para salvar de la tragedia a más de seiscientos (exactamente 629) pasajeros, personas humanas tan dignas , por lo menos como el poco caritativo locutor de la Cope, que, ¡no olvidemos!, es una emisora de la Iglesia, y que ésta financia y paga. El desabrido locutor se despachó de esta guisa, denominando la decisión gubernamental de “exhibicionismo sentimental espectacular disfrazado de buenas intenciones”.
No solo el profeta Agrelo está indignado, muchos católicos, seglares y clérigos, y éste que escribe también quiere indicar su opinión de que este señor ¿periodista?, o lo que sea, no puede segur ni una semana más en la Cope. Y si no cae él, que el presidente de la Conferencia Episcopal Española, (CEE) cese al responsable de la relación de Cope con la CEE. Y, si no, que haya un movimiento contra la cabeza misma de la CEE ante tamaños escándalos. como afirma Agrelo, y lo suscribo, “Si los medios de comunicación de la Iglesia no están al servicio de los pobres, es hora de cerrarlos”.
Es bueno recordar que el papa Francisco reclama un pacto mundial por los refugiados, y cómo el cardenal de Madrid, Carlos Osoro, lidera la lucha contra los CIE o las devoluciones masivas, y vuelve a exigir la aperturas de corredores humanitarios. Es bueno, y necesario, recordar a los obispos, sucesores de los apóstoles, que si la Iglesia, que ellos presiden, no tiene en cuenta a los pobres, y no los pone en el centro de sus cuidados, no será la Iglesia de los seguidores de Jesucristo, ni podrá ser reconocida en el mundo como un signo de salvación para todos los hombres. Y por eso no se pueden hacer distinciones en su seno, ni dejar atrás a ninguno, como vemos que el mundo, y sus mecanismos socio-económicos y políticos, hace a la luz del día. No lo hagamos desde uno de los púlpitos más potentes de su organigrama evangelizador. O, ¿no lo es, por lo menos en teoría?
No queramos traicionar al Señor justamente en “estos pequeñitos”, que son, como en todas las páginas del Evangelio podemos ver, los preferidos de Dios. Y tampoco podemos desoír la voz de tantas comunidades cristianas, y los ofrecimientos de tantos y tantos pueblos y ciudades de España, e incluso obispos y jerarcas. ¿Cómo puede la Cope, en la voz de su locutor estrella, ignorar y despreciar tantos signos no solo de sana solidaridad social, sino de atención y cuidado cristiano de los más pequeños de la sociedad?
Terminaré con el texto de un tuit del valiente arzobispo de Tánger: ” Las mañanas de la COPE no son las mañanas de la Iglesia. ¿Por qué la Iglesia las paga?” Y yo remato, ¿por qué callan los obispos? No saben que no merecen serlo si no defienden a toda costa la pureza y autenticidad de la evangelización, sin falsos añadidos, componendas y tergiversaciones, y que es deleznable prestar sus micrófonos a quienes no solo no evangelizan, sino ridiculizan, a veces, la misma esencia de la Evangelización? Si yo fuera miembro de la CEE, y no gritara ante este intolerable atropello que tan valientemente denuncia el arzobispo Agrelo, no conseguiría dormir tranquilo por las noches.
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