KOINONIA
Pulse en cualquier punto del recuadro para ver los textos.Dt 4,32-34.39-40: El Señor es el único DiosSalmo 32: Dichoso el pueblo que el Señor se escogió por heredadRom 8,14-17: Han recibido el espíritu de hijosMt 28,16-20: Vayan y hagan discípulos
Conscientes de que el material teológico para una
predicación tradicional sobre la Trinidad es muy fácil de encontrar entre las
varias decenas de servicios bíblico-litúrgicos que se ofrecen actualmente en
internet, nosotros, fieles a nuestro «carisma», vamos a tratar de completar los
enfoques tradicionales con algunas perspectivas críticas, para las comunidades
que no quieren simplemente repetir lo de siempre, sino replanteárselo.
La reflexión teológica podría centrarse en la misma
«trinidad» divina, o sea «el hecho de que Dios sea TRES personas», y la relación
de esta trinidad con el monoteísmo. Veamos.
Jesús era y fue siempre judío, y como tal, fue absoluta y
celosamente monoteísta. Jesús nunca habló de, ni siquiera pudo pensar en una
«trinidad» de personas en Dios, lo que le hubiera sonado prácticamente a una
blasfemia. Para Jesús, Dios es uno y sólo uno y nada más que uno.
Ello quiere decir algo que muchos cristianos no saben, y
que algunos se extrañan al llegarlo a saber: que la doctrina de la Trinidad no
es del tiempo de Jesús, sino muy posterior. De hecho se adjudica al Concilio de
Nicea (325) su primera formulación definitiva. Ello quiere también decir que los
evangelios no nos pueden hablar de la Trinidad directamente tal como nosotros la
conocemos, y que esas frases que la citan –como la del evangelio de este
domingo- son inclusiones posteriores. (Es muy importante saber esto, que
nuestros padres y abuelos no sabían).
Si la doctrina de la Trinidad es una elaboración de los
primeros siglos de la Iglesia, que sólo en el siglo IV comenzaron a adquirir una
formulación que quedaría luego consagrada oficialmente, ello significa que tiene
un componente de construcción teológica, «construcción humana», pues. No es,
como dice la simplificación al uso, que Jesús vino del cielo a revelarnos este
misterio que no sabíamos, y que nos lo contó, como se daba por supuesto que el
Evangelio decía.
Otro filón importante de este bloque temático es la
tremenda huella de la filosofía griega que la doctrina de la Trinidad transpira:
persona, sustancia, naturaleza, hipóstasis... Todo en ella es una articulación
de conceptos de la filosofía griega. De alguna manera, la doctrina de la
Trinidad es la respuesta que el cristianismo de aquel momento histórico dio, en
una sociedad imbuida de filosofía griega, con la que estaba tratando de
dialogar, a la pregunta por el dios en que creía esa religión que estaba
saliendo de las catacumbas y luchaba por conseguir un puesto reconocido en la
sociedad. No cabe duda de que la doctrina de la Trinidad es un modelo ejemplar
de lo que es la «inculturación» de una religión en una cultura ajena. El
judeocristianismo, que no sabía nada de aquellas categorías filosóficas
helénicas, acabó expresándose, reformulándose a sí mismo en un lenguaje que nada
tenía que ver con el lenguaje bíblico neotestamentario. Esta «inculturación» ha
sido puesta frecuentemente como «modelo» de lo que debería ser la inculturación
de la fe cristiana en otras culturas. Es la «helenización del cristianismo», tan
ejemplar por una parte, como nefasta por otra.
El problema es que aquella filosofía griega hoy sólo se
puede encontrar en los libros de historia; en la vida real nadie echa mano de
aquella filosofía para responder a las preguntas actuales. Mientras el mundo y
la cultura han dejado de creer en la filosofía griega, la Iglesia sigue
formulándose a sí misma –y sus doctrinas- en aquella filosofía, y teniendo esas
fórmulas como oficiales. Más aún, como intocables, y en no pocos casos como
ininterpretables (es decir, que se prohíbe interpretarlas –mucho más
reinterpretarlas–.
(Un ejemplo distinto al de la Trinidad, pero no al margen
del domingo: la «transubstanciación», que es «hilemorfismo» aristotélico, pura
filosofía griega, de la que nadie echa mano para comprender la realidad... De
ahí que un elemento central de la eucaristía resulte ininteligible para todo
cristiano de hoy que no comparta esa filosofía de hace 25 siglos. En el último
diálogo teológico que hubo al respecto, los censores romanos desecharon toda
otra explicación –se habían presentado varias, muy buenas– y decidieron que sólo
la explicación de la «transubstanciación» era reconocida oficialmente como
correcta. Desde entonces se acabó el diálogo teológico y pastoral sobre ese
tema. Quedó oficialmente sobreseído y archivado).
Otro elemento es el mismo concepto de «persona». Se trata
de un concepto también griego y, más ampliamente, occidental, no universal. En
toda su concreta riqueza cultural resulta intraducible a otras culturas, en las
que esa categoría no cuadra exactamente. Pero a los occidentales nos parece la
categoría suprema, como «lo máximo» que podríamos atribuir a Dios, o, dicho de
otra manera, como lo mínimo que no podríamos dejar de atribuirle. Así, frente al
hinduismo, al budismo, a la espiritualidad «no dual»... a muchos cristianos les
resulta imposible aceptar una idea de Dios menos «personal»... Pero si lo
pensamos bien, Dios no es persona... Llamarle o considerarlo así, como persona,
no deja de ser un «antropocentrismo». No debiéramos estar tan seguros de que
«persona» sea una categoría aplicable a Dios, un concepto que «le calza bien»...
No hay ninguna palabra en la que quepa Dios... y tampoco cabe en la palabra
«persona». Más que «personal», puede ser que tuviéramos que decir que Dios es
transpersonal, suprapersonal...
Un último elemento de reflexión respecto a la teología
trinitaria es la frecuencia con la que los cristianos entendemos mal la doctrina
oficial misma de la Trinidad. En la práctica muchos cristianos guardan en su
espiritualidad la imagen de «tres personas como tres dioses», a pesar de la
proclamación (meramente verbal) de la unicidad de Dios... Transcribimos más
abajo algunas cautelas que Schillebeeckx expresara al respecto.
Habría todo otro tema a revisar, debajo mismo del plano
de la Trinidad, y sería el tema del «teísmo» mismo. Demasiado fácilmente
hablamos de «Dios», como si supiéramos lo que decimos, y como si en esa palabra
sí que cupiera Dios, y le viniera justa la talla... No es tema para desarrollar
ahora, pero sí que puede ser bueno simplemente apuntarlo: «Dios tampoco es
dios»... o sea, no es theos, no se le ajusta ese concepto... En los
últimos siglos muchos hombres y mujeres no han aguantado lo mal que se sentían
ante esa creencia de identificar el Misterio de la Realidad con un theos,
esa forma de creer que lo llama «Dios», y tuvieron que optar por el «a-teísmo»
para no asfixiarse. Hoy, a estas alturas de los tiempos, afortunadamente, ya
muchas personas sabemos que el «teísmo» no es más que un «modelo», una forma de
modelar mentalmente ese Misterio de la Realidad, para entendernos. Y por eso
mismo sabemos que no hay que darle más importancia a lo que es simplemente un
modelo. La alternativa ya no es teísmo/ateísmo. Ahora conocemos la posibilidad
del pos-teísmo... Podemos seguir creyendo en el Misterio de la Realidad, en todo
aquello que nuestros abuelos y ancestros modelaron en la categoría theos,
dios, sabiendo que no es sino un modelo, y desestimándolo si no nos sirve. Si
aquellas creencias no nos resultan asumibles –en cuanto creencias, en cuanto
modelos o ayudas para la comprensión– hoy podemos ser igualmente espirituales, e
incluso concretamente cristianos, sin tener que ser teístas, ni ateos, sino
«pos-teístas». El tema sería largo... Recomendamos para los interesados
solamente el libro de John Shelby Spong, Un cristianismo nuevo para un mundo
nuevo, colección «Tiempo axial» (tiempoaxial.org).
Acabemos recordando aquel lema que las Comunidades
Eclesiales de Base brasileñas acuñaron hace unos 20 años: «A Trindade é a melhor
Comunidade», la Trinidad es la mejor Comunidad.
Al evangelio de hoy (no a la Santísima Trinidad) se
refiere el capítulo 130 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El
guión y su comentario pueden ser tomados de aquí:
https://radialistas.net/article/130-sobre-las-nubes-del-cielo/
La serie «Otro Dios es posible» de los mismos hermanos
López Vigil, incluye un capítulo (una «entrevista») titulado «¿Trinidad?». El
audio puede ser escuchado (o tomado de) aquí:
https://radialistas.net/article/63-santisima-trinidad/
Transcribimos estas citaciones del libro de Schillebeeckx,
«Soy un teólogo feliz» (Sociedad de educación Atenas, Madrid 1994):
«««««« Para mí, la Trinidad es el modo de Dios de ser
persona. Todas las exigencias del dogma las admito sin correr el riesgo de
hablar de tres personas, de una especie de familia y, de hecho, de un triteísmo,
que es bastante popular en la fe cristiana. (p. 85/86)
En verdad no comprendo la especulación sobre la Trinidad.
Respeto las especulaciones de Santo Tomás, por ejemplo, pero no le dicen nada a
mi espiritualidad. Se especula demasiado sobre la Trinidad. ¿Dónde está la
utilidad para la fe de todas estas especulaciones? (...)
Dios es Trinidad (¡esto es dogma!), pero no es tres
personas. Sería triteísmo. No he escrito nunca sobre este tema porque tengo
miedo. No quiero hacer especulaciones. Hay una Trinidad en la naturaleza
personal de Dios. (86)
Soy por tanto muy modesto, casi agnóstico con relación a
una teología trinitaria. Confieso la Trinidad, pero es necesario tener una
especie de reticencia respecto a la racionalización de las relaciones de las
tres personas. (87)
No estoy en contra de estas especulaciones, pero no veo
qué añaden a mi vida espiritual. Diría que no añaden nada (88). »»»»»
Para la revisión de vida
¿Me dejo inundar por la vida de Dios?
¿Estoy atento a la "vida
comunitaria" para que mi comunidad se parezca a «la mejor Comunidad»?
Para la reunión de grupo
- Dios estableció una Alianza con el pueblo judío basada en la Ley; pero luego
renovó esa Alianza, con toda la humanidad, basándola en el amor y sellándola
no en unas tablas de piedra sino en una persona: su Hijo Jesús. ¿Mi fe se
basa en el cumplimiento de la ley, o en la relación de amistad y amor con
Dios?
- Alegría, gusto por el progreso
espiritual, fraternidad, un corazón común y vivir en paz: ¿es éste el clima
de nuestras asambleas litúrgicas, de nuestra comunidad?
- En su libro-entrevista del final de su vida,
«Soy un teólogo feliz», Edward Schillebeeckx presenta varias reflexiones
sobre la Trinidad, que se prestan a un buen debate en la reunión de
estudio...
Para la oración de los fieles
- Por todos los que se esfuerzan por crear comunidad en el mundo, por encima de
las fronteras políticas, ideológicas, étnicas, culturales y religiosas...
roguemos al Señor...
- Por todos los que están solos, aislados, o se
sienten "sin nadie en el mundo", sin comunidad, o lejos o incomunicados de
los que les aman; para que sientan la "comunidad con Dios" más poderosa que
toda lejanía o incomunicación...
- Para que la Iglesia sea un modelo de
comunidad, en la que reina la fraternidad, la participación, la comunión...
más que el poder, la jerarquización, la exclusión, los privilegios, la falta
de participación y de democracia...
- Por nuestras comunidades cristianas:
para que cada una de ellas sea reflejo de la Trinidad, que es "la mejor
comunidad"...
Oración comunitaria
Oh Dios-Trinidad, "la mejor comunidad",
misterio eterno, insondable, del que apenas podemos balbucir una lejana
aproximación. Aviva en nosotros tu misma Vida, la que creaste y depositaste
en cada una de tus criaturas, para que nos sintamos convocados a acrecentar
la Vida, arrollados por esa corriente original y eterna de vida en comunión
que tú mismo eres: Trinidad santa, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por los
siglos de los siglos. Amén.
Señor, Dios, que eres nuestro Padre, nuestro Hermano Jesucristo y el
Espíritu que nos consuela y nos fortalece; ayúdanos a vivir en auténtica y
sincera comunidad, y que lo que celebramos en la liturgia lo expresamos en
toda nuestra vida, que traduzcamos nuestra fe en obras de justicia y amor,
que no busquemos sólo en tener una fe correcta sino, sobre todo, una vida
correcta, que sea siempre y en todo conforme a tu voluntad de que todos
seamos hermanos. Por Jesucristo.
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