Juan Pablo Espinosa
Uno de los peligros que siento que se provocan dentro de las comunidades cristianas es la excesiva preocupación que tenemos con aquellos que vienen a nuestra comunidad. Pero pocas veces nos preocupamos de la sanidad mental, de la estabilidad emocional o de preguntarnos cuáles son nuestros grados de humanidad y felicidad de los que estamos animando los procesos pastorales cualquieras sean.
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