Fernando López Agudin
(publico)
Acabamos de entrar en el décimo año de la crisis económica iniciada en 2008. Como la habida en 1929, que marcó el colapso de todas las instituciones democráticas de la II República, va acompañada de una potente ofensiva política, territorial y judicial de toda la derecha que ya ha desnaturalizado la izquierda tradicional tanto como neutralizado la nueva izquierda. Dirigentes del PP, Cs y del PSOE, sumados a los franquistas después del general Franco, junto con muy altos funcionarios del Estado vinculados con el IBEX e intelectuales ad hoc, configuran un proyecto político tendente a recuperar todo aquel poder cedido por las élites madrileñas durante la transición. Si la crisis de 1929 terminó en la involución armada encabezada por el general Franco, la actual lleva camino, si Dios no echa una mano , de terminar en la involución preconstitucional de Rajoy.
Tres son las armas de destrucción masiva con las que cuentan.Tres artículos de la Constitución, tan reformados como retorcidos, son los tres corsés que atan las manos de las fuerzas progresistas. El 135, subordinando el gesto social al pago de la deuda de frau Merkel, el 155, interviniendo la Generalitat y el 122 más la posterior Ley Orgánica del Poder Judicial supeditando la elección del Consejo General del Poder Judicial al doble aval político del PP y el PSOE, recortan considerablemente los derechos y libertades conquistadas, tras la larga lucha antifranquista, por la sociedad española. Como consecuencia, la izquierda tiene que atenerse al Bundesbank de Berlín tanto como los catalanes, vascos y gallegos al centralismo de Madrid . Así, la cohesión social y territorial del Estado español salta en estos días por los aires en claro beneficio de las mencionadas élites madrileñas.
En virtud del 135 , reformado manu militari por Zapatero y Rajoy, la derecha impone hoy su modelo económico social e ilegaliza a Keynes . Sus resultados avalan los objetivos de sus promotores. Hoy se sabe bien que en el conjunto de España más de tres millones de personas han sido desplazadas de la clase media a la baja. Si las clases medias descendieron 8 puntos, del 60% al 40%, las bajas crecieron del 30% al 40%. La renta disponible de las familias disminuyó un 20%. Sin previo aviso, la reforma del 135 se hizo con alevosía y nocturnidad, la mayor parte de las clases populares y medias viene pagando los platos rotos durante las vacas gordas de las élites. Diez años de reajuste han desembocado en la consolidación de la sociedad de los tres tercios. Uno en la cuneta, otro en la supervivencia y el tercero en la opulencia.
En base al 155, cualquier otra concepción de España que no sea la de una, grande y libre no sólo es ilegal ,sino delictiva. No en vano, se apunta incluso al Concierto vasco reconocido por la disposición adicional primera de la Constitución. El actual conflicto catalán continúa tanto como también antecede a otros muchos conflictos. Teniendo como punta de lanza un nuevo partido creado a imagen y semejanza del IBEX, se persigue un objetivo claramente recentralizador que pasa por recuperar ahora las decisivas competencias transferidas por el Estado a las autonomías. La España radial con eje en Madrid, que denunciaba el presidente de la Generalitat socialista, barre la España en red que preconizaba Maragall. Ni siquiera el federalismo se libra hoy de las sospechas de poder ser un caballo de Troya de Carles Puigdemont o Oriol Junqueras.
Quienes cuestionan políticamente tanto el 135 como el 155 se encuentran con el 122. Es decir, son acusados de sedición o rebelión por una cúpula judicial que , pese a proclamar su independencia, no logra aparecer como imparcial al haber sido designada por los dedos de la Moncloa o Ferraz. La justicia es como la mujer del César, tiene que ser honesta y parecerlo. Lo parecen los más de 5000 jueces existentes, pero no lo parecen tanto todos los que componen el generalato de la judicatura por haber sido nombrados bien por el PP o por el PSOE. No cabe ya defender teóricamente a Montesquieu para, luego, elegir al Montesquieu que conviene. Si se cambiaron las leyes procesales para que el banquero Botín no se sentara en el banquillo de los acusados, pueden igualmente retorcerse para que se sienten otros por delitos que no han cometido aunque hayan incurridos en otras prácticas delictivas.
Todo esta deriva involucionista alcanza, además, a la jefatura del Estadoque, desde el pasado 3 de octubre, da la sensación de actuar como un presidente de Gobierno bis. No es casual que un editorial del diario La Vanguardia, publicado el domingo 7 de enero bajo el título La lección del rey emérito , insistiera en la necesidad de ” reconocer su legado que debería inspirar, como se hizo en las difíciles circunstancias de los años setenta, una salida inteligente, audaz y cordial a la crisis catalana “. Efectivamente, Felipe VI recuerda mucho más a su bisabuelo Alfonso XIII que a su padre Juan Carlos I que, como bien apunta el mencionado editorialista, impulsó con el presidente Josep Tarradellas, a la sazón en el exilio, el injerto de una institución republicana, la Generalitat de Catalunya, en la nueva democracia española.
Hace ahora cuarenta años el socialista Luis Gómez Llorente, en una muy lúcida intervención parlamentaria en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso de los Diputados, describía muy bien el fracaso de la I Restauración de los Borbones con estas palabras ” las corrupciones del sistema de los dos partidos turnantes, por igual monárquicos, por igual conservadores en el fondo, significó la falsificación sistemática del sufragio universal y el mantenimiento de toda una monarquía seudoparlamentaria, fantasmagórico aparato sin otro fin en todo su tinglado que marginar la voluntad auténtica de los pueblos de España junto con la postergación desesperanzada de las clases oprimidas “. Asombra que éste análisis sea hoy mucho más evidente que cuando fuera enunciado por el último dirigente socialdemócrata del socialismo español y espanta que la II Restauración de los Borbones reedite la experiencia de la I Restauración.
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