Es una gozada. Constantemente el papa Francisco sigue luchando por los pobres, los refugiados, los presos, los hambrientos. Hoy podemos ver un cristianismo distinto. Es que además no es solo una imagen, sino que hay hechos. Estoy contento con este papa y con su línea. Sí que me gustaría que avanzásemos también en la liturgia. Ahí yo creo que caminamos hacia un mayor ritualismo.
Francisco, entregado al servicio de los pobres, no tiene tiempo para este cambio litúrgico. Y se cuelan goles muy fuertes, como esta última reforma litúrgica que hemos padecido.
Yo creía que lo de la pobreza iba a ser un intento. Pero, de tanto decirlo y vivirlo, toda la Iglesia nos estamos infiltrando de ese Espíritu. Nunca se había oído hablar y hacer tanto desde la periferia. Me maravilla cuando oigo a los obispos contagiados con este mensaje. Lo mismo que la cercanía a la periferia. En este campo queda mucho camino. Pero se oyen voces, se palpan intentos de estar junto a los últimos. Es una acción del Espíritu que está soplando de veras. Si la cosa sigue así, va a ser un nuevo Pentecostés. Una ventolera muy fuerte que mueve los corazones y las personas.
Decía Tarancón en otro tiempo que los obispos tenían tortícolis de tanto volver las cabeza hacia Roma. Ojalá ahora sea un hecho para todos: contagiados del servicio de Jesús a los últimos y desde los últimos. A ver si de verdad los “primoreamos” en nuestra vida. Por eso me da miedo si un día cambiamos de papa y de orientación... ¿seguiremos en las periferias?
Y a ver si llegamos a un tema que Francisco insinúa y le tiene ganas: los curas casados y el sacerdocio en las mujeres. Es una utopía. Pero cuanto más andamos, más cerca está el objetivo y más pasos damos en ese camino.
Es cierto que la voz del pueblo es constante “qué papa más majo tenemos”. Solo nos falta seguirle. Mejor dicho, seguir como él, a Jesús y actualizarlo en nuestros días.
Igual es por ser navidad o por empezar el año, pero siento el Viento de Jesús que nos menea y nos empuja. Para no seguirle, casi hay que hacer fuerza en contra. Y con el viento a favor, es más fácil vivir el evangelio.
Gracias al Padre por Francisco.
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