Titular de “El País”: Los abuelos del sospechoso de la matanza de Barcelona: “Mi nieto no se ha educado en Marruecos”.
Y luego, en la entrevista: ”Insisten en que Younes se marchó muy joven de Marruecos. Ni los abuelos ni las tías saben precisar cuándo, aunque creen que fue hace años. “Pero una cosa es segura: mi nieto no terminó sus estudios aquí. Estudió en España”.
Mientras los especialistas de altos vuelos nos instruyen sobre la evolución del radicalismo islámico, los políticos hacen proclamas de unidad y convocan actos y manifestaciones sin cuento y la prensa y las teles se lo pasan pipa hinchándonos los oídos y la vista con innumerables repeticiones, mientras se envían más aviones a masacrar iraquíes, afganos o sirios, mientras aumentamos las pegas para viajar en avión y se hacen reiterativas llamadas a la unidad (especialmente dirigidos a la siempre sospechosa izquierda), seguimos impertérritos educando terroristas como si nada fuera con nosotros y eso del terrorismo fuera cosa de algún demonio innombrable.
Alguna vez, algún genio de las alturas se dará cuenta de la queja del abuelo moro de Abuyacub(a cuyo nieto, al parecer, han matado los mossos hoy en Subirats) y quizá entonces puede empezarse a hablar de porqué unos críos que hemos acogido, que viven entra nosotros sin mayor problema y que utilizan todos los medios de los que dispone nuestra rica sociedad, terminan volviéndose locos por las palabras de algún descerebrado imán.
Quizá entonces alguien caiga en la cuenta de que es nuestra rica sociedad la que está enferma (¿de poder?). Y es nuestra enfermedad la que engendra monstruos, o sea, terroristas.
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