Enric Llopis
Las agencias informativas daban cuenta el pasado nueve de enero de la muerte de más de 20 personas en diferentes países de Europa, por los efectos de la ola de frío. Casi diez fallecidos durante el día anterior en Polonia, donde se registraron temperaturas inferiores a los 20 grados bajo cero. En Bulgaria perdieron la vida al menos seis personas, la mayoría empobrecidos, también a causa de la ola polar. Al cómputo se agregan los seis muertos, casi todos ellos “sin techo”, en Praga o el impacto de las heladas en los “sin hogar” de Roma. Las inclemencias, una neumonía y la falta de recursos terminaron el pasado dos de enero con la vida de Salva, un “sin techo” de la madrileña plaza de Colón. Tenía 57 años, vivía en la calle desde hace ocho y contaba con el apoyo de la Asociación Bokatas, que le giraba visita cada tres días. El 11 de enero el diario Levante-EMV se hacía eco de la muerte de un indigente de 65 años junto al cementerio del barrio de Benimaclet, en Valencia. Dormía en la calle, en un cubículo de dos metros cuadrados, techado con uralita, tablones de madera y la cobertura de las mantas. Esa noche las temperaturas mínimas en la ciudad se situaron en los cinco grados. ··· Ver noticia ···
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