Pablo Sitges
Lejos quedan los tiempos en los que un futbolista pasaba toda la vida
en un club por una motivación sentimental. Y es que hace mucho que el
fútbol dejó de ser un juego de sentimientos. Seré un romántico, pero el
fútbol en esa época guardaba más su esencia y su razón de ser. El fútbol
que me enseñó mi abuelo no entendía de contratos millonarios, sólo
entendía de pasión, juego y deporte.
Hoy en día tenemos a grandes estrellas como el mismo Leo Messi, que
pueden estar toda la vida defendiendo la misma camiseta, pero a cambio
de renovaciones continuas e inmorales salarios. El sistema capitalista
del que todos participamos, ha encontrado en el fútbol un ecosistema
donde desarrollarse de forma completa e implacable. ··· Ver noticia ··
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