José M. Castillo, teólogo
El antropólogo Manuel Mandianes, investigador del CSIC, ha publicado un lúcido análisis sobre los contenidos religiosos que la COPE hace llegar a sus oyentes. Religión Digital ha informado recientemente a sus lectores sobre este asunto. Y confieso en público que estoy enteramente de acuerdo con lo que dice Mandianes en su estudio. Solo quiero poner un matiz a lo que afirma Mandianes: el Dios de la COPE no es el deporte, especialmente el futbol; el Dios de la COPE es el dinero. Por supuesto, este planteamiento – tal como suena – jamás ha sido propuesto así en la COPE.
Lo que ocurre es que anteponer el dinero a Dios es una cosa tan torpe y vergonzosa, sobre todo cuando eso lo hace un “hombre de Dios”, que quien toma semejante decisión no tiene más remedio que disimularla, camuflarla y justificarla como sea. Y si para hacer semejante justificación, necesita echar mano de los más altos y sublimes motivos, cualquier cura – por más torpe que sea – tiene argumentos sobrados para hacerlo. Por esto, sin duda, el Evangelio nos advierte: “No podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6, 24). Y si es que los obispos dicen que “para evangelizar” necesitan dinero, no les vendría mal recordar que lo primero, que Jesús les prohibió a sus apóstoles, fue llevar dinero para predicar el Reino de Dios (Mt 10, 9-10 par). La evangelización no solo no necesita dinero, sino que – a juicio de Jesús – el dinero es un estorbo, el primer estorbo que los predicadores del Evangelio tienen que evitar a toda costa.
Pues bien, los obispos responsables de la COPE no se han enterado de algo tan elemental como esto. Es más, estos señores se han empeñado en corregir el Evangelio y enmendarle la plana a Jesús, el Señor. Y es que el problema de fondo, que entraña todo este asunto, está en que estos obispos (quienes sean…) se han dado cuenta de que el sistema económico-político, que más dinero produce, es el capitalismo liberal. Y por eso, ni más ni menos, nuestros obispos son de derechas, están que trinan contra la gestión que está haciendo el papa Francisco, y quieren a toda costa que gane la derecha conservadora en las próximas elecciones. Así – piensan ellos – es como mejor se anuncia el Evangelio. Y, de paso, seguimos en nuestros palacios, con nuestros privilegios fiscales y con un futuro cierto y seguro. El dinero ha vencido otra vez al Evangelio.
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