De todos los bienes públicos que necesitamos diariamente, podemos afirmar que la energía (en sus diferentes formas, principalmente la eléctrica) es el más fundamental, puesto que difícilmente podríamos calentarnos, alimentarnos, educarnos, desplazarnos, trabajar y recibir atención médica sin él. Sin embargo, desde la oleada de privatizaciones en el sector eléctrico iniciada en 1998 en el gobierno de Aznar y Rato, hasta el último decretazo contra el autoconsumo de Rajoy y Soria, se ha venido configurando un marco político-legal-empresarial que ha hecho de la energía un bien privativo que de facto excluye en su acceso a más de 7 millones de españoles (pobres energéticos) y que al mismo tiempo constituye hoy uno de los negocios más lucrativos, después del financiero. ··· Ver noticia ···
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