Los sectores más conservadores liderados por cardenales como Müller o Rouco tratan de bloquear cualquier apertura en la Iglesia
Como si se tratara de una adaptación del cuento de Monterroso, cuando el papa Francisco llegó el 26 de septiembre a Filadelfia para presidir el encuentro mundial de las familias, los dinosaurios de la Iglesia ya estaban allí. Los cardenales Gerhard L. Müller y Antonio María Rouco habían desayunado en el lujoso hotel Marriot –más de 400 euros la noche-, y su sola voluntad de exhibirse juntos en Estados Unidos a pocos días de la inauguración en Roma del Sínodo de los Obispos suponía de por sí una advertencia: la intención de Jorge Mario Bergoglio de abrir la Iglesia a nuevos modelos de familia se iba a encontrar con una oposición fuerte y bien organizada. ··· Ver noticia
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