Este país no tiene remedio, no hay por dónde cogerlo. Reniego de ser español y de tener que serlo forzosamente por razones administrativas y por mi avanzada edad. La España con la que sueño está demasiado lejos para confiar en verla. Pero llegará…
Mientras tanto, comprendo perfectamente no ya el desapego de Cataluña al Estado y gobierno españoles, sino la ansiedad por zafarse de ambos aunque tenga que hacer frente a grandes dificultades de toda clase.
Lo que al final anida en el pecho de cada cual, una vez comidos y bebidos, son sentimientos de simpatía o de antipatía, de odios o de amores. Lo de menos son los obstáculos a vencer. La historia está plagada de ejemplos. Es más, la verdadera Historia está por escrita a base de ejemplos, que es lo que nos interesa. A fin de cuentas la nacionalidad, en tiempos además que tiende a desdibujarse y tras un relato interminable de conflictos agudos y guerras entre las naciones europeas que hace tiempo se esfuerzan por aglutinarse, es un concepto jurídico de orden práctico que permite discriminar la individuación con su cortejo de derechos y obligaciones cívicas. Pero tras la nacionalidad laten afecciones y desafecciones al epicentro que la exacerban. Ibi bene ibi patria es el viejo lema ático para el siglo XXI y el espíritu que demanda la humanidad que va, no se sabe si en pos de las estrellas o camino del infierno…
Porque entre unas cosas y otras, no creo que haya un país en el mundo más disparatado, más destartalado, más absurdo. Su belleza natural inigualable es inversamente proporcional a la mentecatez, estrechez de miras e insignificancia de las inteligencias romas que lo oprimen a lo largo de su historia. Y todo por culpa, siempre, de unas minorías egoístas como en ninguna otra parte del mundo, cerriles, pícaras, ladronas o pusilánimes, sostenidas por mayorías tan egoístas como ellas y además cobardes. Hasta que, en su conjunto, la mentalidad dominante no dé un giro de 180 grados España, por más que pertenezca a un complejo sistema más económico que político en el que incumple todas las directivas, seguirá siendo un país marginal, taberna, recreo y solaz para Europa, pero situado al otro lado de Europa…
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