María nos traduce y envía este magnífico artículo
de
Michel Warschawski
Michel Warschawski (Mikado) es un activista
antisionista israelí. Lideró la Liga Comunista Revolucionaria Marxista hasta su
desaparición en la década de 1990, y co-fundó el Centro de Información
Alternativa (AIC).Publicado el 25/10/14 por el AIC.
Hubo
un tiempo en que el Estado de Israel tenía verdaderos líderes políticos. Su
capacidad para mentir y ocultar sus verdaderos (y odiosos) objetivos bajo una
fachada de moderación y disposición para el compromiso los hizo populares en
todo el mundo (occidental). Ellos argumentaban que el verdadero problema era la
falta de una contraparte del otro lado que estuviera dispuesta -como los líderes
israelíes supuestamente estaban- a hacer “concesiones dolorosas”.
David
Ben-Gurion fue ese tipo de gran líder mentiroso, y debido a su capacidad para
ocultar los hechos detrás de una cortina de humo de mentiras, fue capaz de
obtener el apoyo de la comunidad internacional para el establecimiento del
Estado de Israel. Teddy Kollek, alcalde de Jerusalén en 1967, fue capaz de
anexar Jerusalén Este y aún así conservar la imagen de político moderado y
motivado por la voluntad de trabajar por la plena igualdad entre judíos y árabes
en la “ciudad unida”.
Los
actuales dirigentes de Israel han olvidado casi todo lo que deberían haber
aprendido de los padres fundadores, incluyendo la capacidad de mentir. Ellos
dicen abiertamente que no están interesados en ningún tipo de compromiso, que
desprecian la idea misma de igualdad entre judíos y árabes, y que la judaización
de Cisjordania, incluida Jerusalén, es su objetivo estratégico.
Semejante
discurso directo hace de la moderación extrema de Mahmoud Abbas un chiste
penoso: es él el que no tiene contraparte israelí para cualquier tipo de
compromiso, y sus llamadas a una “vuelta a las negociaciones de paz” son
correctamente percibidas como patéticas. Después de años de “esperen y vean”, el
pueblo palestino ha perdido totalmente la confianza en un acuerdo político entre
la OLP e Israel. Los palestinos solo creen en los actos del gobierno de Israel,
y no en las promesas vacías de su presidente.
El
gobierno de extrema derecha israelí ha decidido enterrar a Mahmoud Abbas bajo
una serie de provocaciones, principalmente la construcción de nuevas colonias –y
no de forma discreta, como el gobierno de Estados Unidos está sugiriendo, sino
anunciándolo abiertamente. Más aun, ha decidido aumentar la provocación apoyando
a los activistas de ultraderecha israelíes que invaden la mezquita de Al Aqsa,
el sitio más simbólico no solo para el pueblo palestino, sino también para
cientos de millones de musulmanes en todo el mundo.
Palestinos
impedidos de ingresar a la mezquita de Al Aqsa rezan en la calle (Foto:
Siwanic)
Las
últimas provocaciones en Al Aqsa bien pueden haber sido un paso demasiado lejos:
en las últimas semanas, la población palestina de Jerusalén se encuentra en un
estado de rebelión, y Jerusalén es una ciudad en guerra; una guerra de baja
intensidad, pero una guerra al fin. Los palestinos están manifestando para
defender su lugar sagrado, y están dispuestos a hacer frente a la brutalidad de
la policía israelí para detener la nueva agresión. Diariamente cientos de
policías armados atacan brutalmente a los jóvenes manifestantes, y el gas
lacrimógeno y los helicópteros sobrevuelan permanentemente sobre la ciudad; pero
cada día la movilización palestina está ganando más impulso.
Hace
unos meses sugerí que la próxima intifada será en Jerusalén; Netanyahu,
Bennett y el alcalde de Jerusalén, Barkat, están haciendo sus mayores esfuerzos
para cumplir esta predicción.
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