Con frecuencia, y con mayor fuerza no hace mucho, con motivo de la Ley de la Memoria Histórica, el aún cardenal arzobispo de Madrid, Rouco Varela, solía decir que el tema de la Guerra Civil había que ir superándolo, y dejando ya de hablar de ella. Y se quejaba de películas, novelas y temas que abordaban el conflicto español de 1936-1939. Sin embargo, en él, ha sido un tema recurrente últimamente. Nació justo cuando el levantamiento de los militares africanistas cumplía un mes. Ya es viejo el tema, pues… Sin embargo, hoy, en el funeral de Estado por el ex presidente Adolfo Suárez, el cardenal madrileño, ante el Rey, el Gobierno, el cuerpo diplomático, los ex presidentes de la democracia y la “toda España” oficial, desde su sede episcopal, aprovechando la ocasión, abuso del micro, pidió reconciliación. Y no echó mano a los textos del Papa Francisco, como suele hacer últimamente, ni a los documentos de la Conferencia Episcopal Española sobre la reconciliación y la paz. Echó mano de nuevo, a la guerra civil con una de esas desafortunadas frases suyas. “Los hechos y las actitudes que desencadenaron la guerra civil pueden repetirse”. Lo ha dicho ante tan suculento plato de asistentes. No es de recibo que la Iglesia, en ese momento, analice causas de la guerra y se ponga del lado de quienes repiten esas barbaridades y piden las mismas soluciones ante aquellos problemas. No, por Dios. El año pasado, con más virulencia pero ante un escaso numero de personas lo dijo en Paris, en el Instituto Católico, pero hubo quien, al final, le dijo algo al oído, reprendiéndolo.
No es el momento la homilía para refrescar con las páginas de la Historia, una página dolorosa en la que todos sufrieron. El cardenal madrileño habla de causas de la Guerra pero no de todas. No hacia falta que lo hiciera. “Una palabra de Paz, piedad y perdón” decía Azaña, refiriéndose a lo que pedía el entonces presidente del gobierno de la Iglesia. Pero cerca de 80 años después, en el país europeo con más tiempo sin conflicto bélico generalizado, no puede, desde ese cargo de responsabilidad, decirse tal barbaridad. Insisto una vez más, porque ya ha habido otros prelados que repiten impunemente atroces juicios sin que nadie los llame al orden. No puede ser el púlpito la patente de corso para la opinión personal. Lo de la guerra civil, pero fundamentalmente, lo de sus causas, tendrá su réplica y ya encargarán los historiadores, que es a quienes corresponde, de refrescar la memoria de las causas al cardenal. Dolores de cabeza innecesarios que deja quien ya está de salida, larga, pero de salida. Y en esto…habrá muchos eclesiásticos que se ruboricen cuando se abra el capítulo de esa parte de Iglesia que alentó y estuvo en las causas de la Guerra. Porque, Sr, Cardenal, como dicen en su tierra, causas, “haberlas, haylas”. Y todos hemos de ponernos colorados.
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