Estoy en completo desacuerdo con la canonización de Juan Pablo II. Creo que el Papa Francisco, quizá mal asesorado, como en el reciente nombramiento del obispo Battista Rica como cargo importante en el Banco del Vaticano, ha actuado un poco precipitadamente antes de haber recabado toda la información existente, sobre todo por la relación de Juan Pablo II con Marcial Maciel.
He terminado de leer hace unos días un magnífico libro de Emiliano Ruiz Parra, periodista mexicano, titulado “Ovejas negras. Rebeldes de la Iglesia mexicana del siglo XXI”. Uno de los testimonios que narra es el de uno de los principales denunciantes del caso Maciel: José Barba, antiguo legionario de la orden fundada por Maciel.
Allí narra con todo detalle todo el proceso tenido con el fundador desde la década de los cincuenta. Consta cómo un grupo de legionarios presentó una denuncia canónica en su contra. En el archivo vaticano consta un expediente de 212 documentos con denuncias sobre graves conductas pederastas del padre Maciel y cómo el entonces Cardenal Ratzinger le encubrió a quien era el favorito del Papa Juan Pablo II.
Ratzinger, entonces Prefecto para la Doctrina de la Fe, llegó a cambiar el Código de Derecho Canónico. Los delitos imprescriptibles de los que se acusaba a Maciel, pasaron a ser prescriptibles con lo que el fundador de los legionarios quedó en situación de inatacable por sus delitos.
El 5 de diciembre de 1.994 Juan Pablo II declaró a Maciel “guía efizaz” de la juventud en su seguimiento de Cristo. Fue ésto lo que provocó la denuncia de Barba en un periódico americano, de todo los delitos cometidos por Maciel en relación con la pederastia.
El primero de mayo de 2.010 el Vaticano tuvo que reconocer los hechos con estas palabras: “Los gravísimos y objetivamente inmorales comportamientos del padre Maciel fueron confirmados por testimonios incontrovertibles y se configuran, a veces, como verdaderos delitos”.
Ahí están los testimonios gráficos del trato de favor preferente de Juan Pablo II con él. Sus palabras de alabanza, poniéndolo de modelo para la juventud…
Posteriormente se supo también de las impresionantes fortunas del personaje. Se supo que tuvo cuando menos tres hijos biológicos con dos esposas ( se habla hasta de 6 hijos). Dos de sus hijos también denunciaron abuso sexual.
Los 212 documentos que estaban en los archivos vaticanos salieron , filtrados, a la luz pública y se publicaron en el libro “La voluntad de no saber” (Grijalbo, 2012) con prólogo de Barba, Alberto Athié y Fernando M. González. Los documentos los filtraron gente de dentro del Vaticano que no podían aguantar más tanto encubrimiento y tanta mentira.
Por estas razones, especialmente por estas razones- aunque hay otras muchas- creo que al Papa Francisco han podido colarle otro gol como con el banquero que ha nombrado para el Banco Vaticano.
Juan Pablo II no debe ser canonizado. No puede ser nombrado santo quien encubre y pone de modelo para la juventud a alguien que ha hecho tantísimo daño a tantísima gente
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