El 11-M ha sido la gran apuesta periodística de Pedro J. Ramírez y ha
terminado por ser su gran fracaso. Pero no está solo en este su gran
fracaso. Ha sido también el gran fracaso de su periódico El Mundo y de
otros periodistas y medios de comunicación,
como la Cope o Telemadrid. Y ha sido también el gran fracaso del
Partido Popular y otras formaciones políticas afines que se han sumado a
las teorías conspirativas de Pedro J. Ramírez o bien han sido las
encargadas de generarlas.
Tal vez
para algunos todo lo escrito y dicho por El Mundo y el PP y sus
respectivos satélites mediáticos y políticos pueda parecerles ya algo
lejano, algo a dejar de lado y a quitar importancia. Pero hay que ver lo
que ha supuesto y supone la casi permanente martingala manipuladora y
falaz practicada por El Mundo con el 11-M durante cerca ya de diez años.
El gran fracaso de Pedro J. Ramírez puede que explique que José Luis Rodríguez Zapatero,
su “gran enemigo”, denigrado en El Mundo por la conspiranoia, escriba
ahora en dicho periódico –sería interesante saber cuáles han sido las
razones del “milagro” alcanzado– sin que, hasta ahora Zapatero haya
mencionado para nada el 11-M en ninguno de sus artículos. Así escribía
Pedro J. Ramírez sobre Zapatero en la carta del director de marzo del
2011 titulada “Zapatero y/o Rubalcaba”: “¡Caray con el buen encajador! A
Bambi le salieron el pasado fin de semana garras de pantera. Que si ese
titular es intolerable, que si cómo puede decirse eso a cuatro
columnas, que si este videoblog que acabáis de colgar en elmundo.es me
parece lamentable, infumable, de mal gusto… Llevo ya la suficiente mili a
las espaldas como para saber que hasta el gobernante más templado se
transfigura en fiera corrupia el día que por cefas o nefas se le
atraganta la ración diaria de sapos que llega con el resumen de prensa
del desayuno. No debería sorprenderme pues que un lector, oyente y
espectador tan ávido como Zapatero tuviera ese brote de indignación e
ira cuando hace tiempo que no hay medio de comunicación que no lo ponga a
diario entre guapo y bonito”.
El gran fracaso de Pedro J. Ramírez puede que se explique por los
distingos entre lo dicho por Pedro J. Ramírez (director de El Mundo) en
junio de 2012 “Hace un par de semanas un miembro del Gobierno… me
confesó… que estaba “cambiando de opinión” sobre lo ocurrido… y para él
empezaba a ser evidente que
los “suicidas de Leganés” y quienes fueron condenados en el juicio
tuvieron que tener algún tipo de asistencia o tutela de carácter mucho
más profesional –servicios secretos–, o algo parecido para consumar los
atentados” (a fecha de hoy nada ha vuelto a escribir sobre esto) y lo
dicho recientemente por el vicedirector de El Mundo Casimiro
García-Abadillo: “Después de muchos años de investigación, no tengo
prácticamente ninguna duda de que sus autores (al menos, parte de ellos)
fueron los llamados suicidas de Leganés. Es decir, que el atentado (con
colaboración o no) fue obra de un grupo yihadista”.
El gran fracaso de Pedro J. Ramírez puede que explique que él mismo
diga: “…Pese a que una eventual exoneración de Zougam en un hipotético
juicio de revisión no tendría por qué afectar al resto de la sentencia
del 11-M…”, lo que equivale a validar la sentencia que reconoce la
autoría del terrorismo islamista en el 11-M.
El gran fracaso de Pedro J. Ramírez puede que se explique por la
incumplida solemne promesa del vicesecretario de comunicación del PP,
Esteban González-Pons, de que “el PP desclasificará todos aquellos
documentos que sirvan al esclarecimiento judicial del 11-M”. A fecha de
hoy, nada de nada, un farol de González Pons.
El gran fracaso de Pedro J. Ramírez puede que se explique por la
incumplida promesa de la secretaria general del PP, María Dolores de
Cospedal, que en octubre de 2010 entrevistada por el propio Pedro J.
dijo: “Cuando el PP llegue al Gobierno va a ‘ayudar a que se conozca
toda la verdad’ sobre el 11-M”. Dos años después de estar en el Gobierno
–nada de nada, otro farol más– dice que en su partido “seguirán estando
porque se conozca toda la verdad”. Dos años después de estar gobernando
ya ha tenido tiempo el Gobierno del PP de “dar a conocer la verdad”. Lo
raro es que Cospedal no haya explicado el 11-M como un “atentado en
diferido en forma de simulación”.
El gran fracaso de Pedro J. Ramírez puede que explique lo que dice
acerca de su “gran amigo” José Mª Aznar: “…Con el caso Gürtel concluye
un ciclo iniciado en el Congreso de Sevilla del 90…” (Se está refiriendo
al PP). “…El punto de inflexión se produjo con la mayoría absoluta del
2000. Todas las expectativas sobre cambios en las reglas del juego, más
democracia interna y más control de la sociedad sobre el poder
–aplazadas durante la anterior legislatura por falta de apoyos
parlamentarios– decaen definitivamente entonces, en la medida en que
Aznar considera que al cumplir la promesa de permanecer sólo ocho años
en La Moncloa queda exento de todas las demás. Es el momento de levantar
el pie del freno y disfrutar conduciendo el bólido sin miramientos ni
restricciones. Por eso se despeña en el barranco de Irak y la gestión
del 11-M…”.
El gran fracaso de Pedro J. Ramírez puede que se explique por lo
dicho por el propio Aznar algún tiempo después de los atentados, siendo
ya expresidente: “Debo reconocer que tal vez la opinión pública española
no era lo suficientemente consciente, hasta el 11 de marzo, del alcance
de la amenaza del terrorismo islámico, o por lo menos, no tanto como lo
ha sido del terrorismo de ETA. Si es así, el Gobierno tiene sin duda
una responsabilidad que asumir. Quizá los propios éxitos conseguidos en
la lucha contra ETA en los últimos años nos ha llevado a bajar la
guardia ante la amenaza fundamentalista”… “Las redes del terrorismo
fundamentalista islámico están extendidas por todo el mundo y también
por Europa y nuestro país. En algunos casos, hemos sido capaces de
detectar sus movimientos a tiempo. El 11-M, desgraciadamente, no supimos
hacerlo”.
Y es que por muchas
lisonjas tuiteras con que Pedro J. Ramírez se desayune y por más que
trate de sumergirse en la Historia, el 11-M ha sido su fosa
periodística, su hundimiento. Ni siquiera el Gal, ni el Faisán, ni el
caso Bárcenas, ni los ERE… El 11-M ha sido su gran empeño y también su
gran embarrancamiento. No sé si el 11-M ha sido su primer fracaso; lo
que sí es seguro es que el 11-M, su gran apuesta, ha terminado siendo su
gran naufragio.
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