El que es número dos del
Vaticano, Pietro Parolin, en unas declaraciones realizadas
recientemente al Universal de Venezuela ha dicho dos cosas muy
importantes: que el celibato no es un precepto incuestionable que se
puede discutir y que, aunque siempre se ha dicho que la Iglesia no es
una democracia, es bueno que en estos tiempos haya en la Iglesia un
espíritu más democrático y una conducción más colegiada donde puedan
expresarse todas las instancias. Y dice que el Papa lo ha señalado como uno de los objetivos de su pontificado.
Son dos cuestiones de una relevancia enorme para la marcha de la Iglesia.
Y es que durante los pontificados de Juan Pablo
II y Benedicto XVI, estas dos cuestiones eran tabús. El celibato,
parecía que era dogma de fe. Algo intocable y cerrado de lo que no se
podía ni hablar. Y de democracia en la Iglesia, nada de nada.
Este Papa está teniendo unos gestos muy valientes para que se puedan
ir debatiendo en la Iglesia estas cuestiones que parecían cerradas a
cal y canto para siempre.
Ahora se puede hablar, como lo hace el Secretario de Estado-¡nada menos
que el Secretario de Estado!- de la opcionalidad del celibato y de la
necesidad de mayor democracia en la Iglesia. Esperemos que estas
palabras se conviertan en hechos.
¿Somos conscientes de los cambios tan importantes que el buen Papa
Francisco está provocando? Unos cambios absolutamente necesarios, entre
otros muchos, como la reforma de la Curia y las finanzas de la Iglesia.
Pienso que a este Papa hay que
apoyarlo. Aunque algunas cosas de las que diga o haga no respondan
totalmente a lo que muchos desearíamos. Pero ¡qué duda cabe que ha
traído unos cambios de aires frescos nuevos que la Iglesia necesita!
Cádiz, 17 de Septiembre de 2.013
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