Teresa Forcades, la monja impulsora de una candidatura unitaria por un proceso constituyente en Catalunya, anima durante la presentación de su nuevo libro, a “responsabilizarse” y a “actuar” contra “la deriva neoliberal” a la que asistimos
Con un crucifijo tras ella y un micrófono en la mano, la monja benedictina y licenciada en Medicina, Teresa Forcades (Barcelona, 1966), ha presentado el libro Diálogos con Teresa Forcades, escrito por la periodista Eulalia Tort tras un año de conversaciones con ella en el monasterio de Montserrat.
Con un crucifijo tras ella y un micrófono en la mano, la monja benedictina y licenciada en Medicina, Teresa Forcades (Barcelona, 1966), ha presentado el libro Diálogos con Teresa Forcades, escrito por la periodista Eulalia Tort tras un año de conversaciones con ella en el monasterio de Montserrat.
Forcades se hizo famosa por sus críticas a la industria farmacéutica en 2009 a raíz de la epidemia de la gripe A y, más recientemente, por su iniciativa junto al economista catalán Arcadi Oliveres de formar una candidatura popular y unitaria que se presente a las siguientes elecciones catalanas que pueden culminar con un proceso constituyente para Catalunya. Y este sábado ha despertado el interés de un centenar de asistentes, ateos, cristianos o evangelistas, que han asistido a la parroquia de San Carlos Borromeo en el madrileño barrio de Vallecas.
La suya es una forma diferente de trasladar la palabra de dios. Diferente en Europa, ya que los asistentes latinoamericanos se han sentido como en casa al escuchar a la religiosa hablar de la necesidad de conformar comunidades cristianas de base, lejos de las élites eclesiásticas, que reaccionen ante el avance del neoliberalismo y que “luchen por el progreso social” y contra “el retroceso en derechos y libertades conquistadas a los largo de muchos años y sangre derramada”. Así se ha explicado la monja ya en el turno de preguntas, después de hacer un recorrido por la teoría de los evangelios, la Filosofía de la Modernidad de Emanuel Kant y el marxismo recogido en El Capital.
La firme defensora del II Concilio Vaticano y de la teología de la liberación , nacida en la década de los 60 en Latinoamérica bajo la influencia de los curas obreros europeos y que buscaba el acercamiento de la Iglesia a los pobres y la construcción de comunidad desde una óptica marxista, ha criticado el “retroceso” que supuso el papado de Juan Pablo II para esta expresión americanista de la Iglesia. Esta corriente religiosa dio lugar a la figura de los sacerdotes que tomaron las armas ingresando en las guerrillas que pelearon contra las dictaduras títeres que la CIA financiaba y colocaba en países con Colombia, Honduras o El Salvador.
“Siempre hubo diálogo entre el marxismo y el cristianismo”, ha dicho Forcades, que ha recordado los textos del filósofo argentino Enrique Dussel. “Marx hablaba del fetichismo asociado al dinero, algo de lo que ya hablaban los profetas del Antiguo Testamento”, ha afirmado. “No tenemos que arrodillarnos ante un sistema económico que no hemos creado nosotros”, ha aseverado después de criticar la reforma de la Constitución del PSOE con el apoyo del PP que primaba pagar la deuda externa sobre cualquier otra prioridad. “No tenemos que arrodillarnos ante un sistema económico que no hemos creado nosotros”"Pagar la deuda es un ídolo, puro fetichismo. Decir que no se puede es entrar en la alienación, porque no es que no se pueda, es que no se quiere, porque cuando hay voluntad política se modifica incluso la Constitución”, ha criticado.
Forcades ha animado a todos a ejercer la “libertad radical” de la que goza el hombre, “algo que nos ha dado dios”, según ella, porque “confía en la libertad humana”. Sin embargo ha dejado claro que dios nos da los medios, pero lo que ocurra es responsabilidad de todos. “No somos marionetas en manos de dios” y, si ahora asistimos a “recortes en derechos civiles, sociales y libertades, los tendremos hasta que digamos basta” porque “la solución no nos va venir desde arriba, ni nos la va a dar dios ni nos la van a dar los políticos” ha explicado.
“La solución no nos va venir desde arriba, ni nos la va a dar dios ni nos la van a dar los políticos”"No tenemos que hacer márquetin, sino un cambio profundo. Debemos articular una lucha por la justicia social a través del cristianismo”, ha dicho. Porque a pesar de su defensa del marxismo, como religiosa no confía ni en la dictadura del proletariado ni en la violencia como forma de lucha.
Por eso, su apuesta pasa por la política, una forma de “asumir la “responsabilidad”. “No somos responsables de esta realidad que vivimos ahora, pero la responsabilidad es también actuar en consecuencia”. “No sé qué pasará con el manifiesto por el proceso constituyente en Catalunya que he propuesto junto a Oliveres. Hay que ver cómo responde el entorno. Pero se busca un cambio social en esta deriva neoliberal”.
“El manifiesto de Oliveres y mío busca un cambio social en esta deriva neoliberal” Como muestra de su proyecto, su concepción cristiana del trabajo, no muy lejos del socialismo: “No estoy en contra de las empresas. No quiero un mundo donde haya que esperar a que un comité central decida todo”, decía. Pero “una cosa es ser empresario capitalista y otra emprendedor”, ha aseverado. ¿La diferencia?: “Hay gente que, con el trabajo de otro, gana 1.000 y paga uno. Eso es puro capitalismo y es la base de nuestro sistema”, ha explicado. “Eso no es cristiano y, por eso, soy anticapitalista, porque atenta contra la dignidad de las personas”.
“El evangelio liga la dignidad al trabajo y la capacidad de trabajo es indisociable a la dignidad”, ha dicho. Para Forcades, “trabajar no es ir a fichar todos los días, sino construir y cooperar. Ser creador en el mundo, que es lo que dios nos ha encomendado. Yo quiero colaborar en una actividad conjunta, no venderme mi fuerza de trabajo, que es venderme a mí misma”.
Pero la monja también ha tenido palabras para la crítica interna. En concreto contra la institución eclesiástica: “desde abajo se pide más democratización. Que las bases elijan a los obispos y que las decisiones no sean tomadas por las élites”. Confía en el nuevo Papa, del que ha dicho que “puede aliarse con este cambio o puede volver hacia atrás como hizo Benedicto VXI”, quien en palabras de la profesa “siempre estuvo a la defensiva”.
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