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miércoles, 17 de octubre de 2012

Que mi muerte sirva para que no se trunque la vida de más adolescentes

ATRIO

Mi novela SANGRE”, de reciente publicación, tiene al Opus Dei (miembros y exmiembros) como trama donde se desarrolla la acción policíaca del inspector Mazeres. En la ficción, el afán de poder (político-religioso) de los dirigentes de la Obra les lleva a concebir un “sagrado experimento” que será el culmen de todas sus ambiciones. Ese fantasioso y descabellado experimento (hilarante, por otra parte) pone en entredicho dogmas fundamentales de la Iglesia… Pero hoy no quería hablar de eso.
Algunos han criticado mi novela por dar una visión tremendista de la Obra, de haber cargado las tintas a propósito de la Planta de psiquiatría de la Clínica Universitaria de Navarra donde se aparcan a los numerarios “tocados” (y no precisamente por la gracia de Dios). La terrible carta de Victor que copio, extractada, confirma que la realidad supera a la ficción. Ojalá mi novela también sirva para abrir los ojos.
Victor murió el 21 de septiembre del 2012. Tenía 32 años. Que descanse en paz.
  • La carta de Víctor:
Valencia, 24 de enero de 2011
Estimado D. Antonio:
Hace muchos años que no me dirijo a Usted. Quiero en primer lugar agradecerle el hecho de que siempre se haya acordado de mí en fechas señaladas… Usted ha demostrado hacia mí una amistad desinteresada, usted es un caballero y un buen amigo, y eso le honra… Han transcurrido casi 18 años desde la última vez que nos vimos, paseando por Torreciudad, divisando el Pirineo, entonces yo era un muchacho de 14 años inmaduro y vital, que quería comerse el mundo y dar lo mejor de sí mismo a Dios y a los demás…hay que reconocer que su organización y mis padres tenían muy bien estudiada la estrategia para que cayese en sus redes… Daba igual si Víctor tenía vocación o no, daba igual si se estaba coaccionando a muchachos de 14 años, lo importante eran las matemáticas, que cuantos más “pitaran” mejor, daba igual qué sería en el futuro de sus vidas, daba igual si todos estos acontecimientos podían dañar y perjudicar negativamente el desarrollo de la personalidad de aquellos adolescentes, lo importante era que cuántos más se sumasen a la causa, mejor. Dos años después, el 60 % de aquellos jóvenes que caímos en su red, nos habíamos dado cuenta de que aquél no era nuestro camino, tuvimos que ser valientes y enfrentarnos a nuestros directores y en algunos casos a nuestras familias, que habían diseñado un plan para nosotros, gran parte de aquellos jóvenes terminamos con graves problemas psicológicos, desequilibrios, depresiones, ataques de ansiedad,  sentimientos de culpabilidad, fomentado por los directores, dado que no habíamos perseverado y se ponía en juego nuestra salvación eterna y nuestra felicidad… Algunos de esos muchachos superaron con el tiempo y con mucha ayuda profesional aquellos problemas, otros hemos quedado tocados de por vida por aquellas traumáticas experiencias, sir ir más lejos en mi promoción somos 4 los que continuamos en tratamiento psiquiátrico. Ustedes destrozaron la adolescencia y la vida de muchos seres humanos…
En mi caso, con apenas 16 años, siendo menor de edad, fui víctima de  numerosos chantajes emocionales, violencia y abusos psicológicos,  ultimátums, amenazas, coacciones, juicios de valor… Yo tuve que escuchar  frases como… “si dejas de ser numerario te va a resultar muy difícil  conseguir la salvación eterna, serás un tibio”, “nunca serás feliz ni  tendrás paz”… Esto me decían mis directores espirituales, hablando supuestamente en nombre de Dios… Puede imaginarse que a las pocas semanas empecé a tener ataques de ansiedad, y de pánico, que no dormía por las noches, que no comía, que no me concentraba, se me diagnosticó una fuerte depresión… digamos que dejé de ser Víctor y empecé con tratamientos, y con abundante medicación. Desde entonces, y ya han transcurrido casi 16 años, esa ha sido la tónica de mi vida.
Reitero que las maneras sectarias de su organización destruyeron la  adolescencia y la vida de muchos buenos adolescentes de los años 90… yo todavía sigo esperando el momento en el que la Delegación de Valencia me pida disculpas formalmente… Yo he perdonado a todas aquellas personas, porque de cristianos es perdonar… Estas personas tienen nombre y apellidos, estoy hablando mayormente de Antonio […], Jaime […], y D. Luis […], y en menor medida de Javier […], Federico […], José Juan […] y Miguel […]. Eran todos jóvenes fanáticos, rígidos e impulsivos, salvo D. Luis […], que era un sacerdote entrado en años al que yo no conocía de nada y se presentó un día en mi casa para convencerme de que no me marchase de “casa”. ¿Cómo se había enterado  este sacerdote de que yo tenía dudas de vocación? Con los años me enteré  de queen la Obra se hacen informes secretos de sus miembros, donde el  Consejo Local comparte confidencias realizadas en la dirección espiritual, haciéndolas extensivas en ocasiones a miembros de otros centros, por lo que mi relación íntima con Dios se convirtió tema de conversación en los centros, haciendo flaco servicio a mi intimidad con Dios…Todas las personas de mi promoción guardan malos y desagradables recuerdos de estas personas… Debo reconocer que también me encontré con algunos numerarios que me  valoraron como persona y no me trataron como un medio, respetando mi  libertad, y animándome a que tomara mi propia decisión sin miedo…, pero la Obra jamás ha querido reconocer sus debilidades y limitaciones.
En cuanto a mí, no le he contestado durante estos años, pero tampoco había mucho que contar, mi vida ha sido un infierno… Intenté hacer tercero de carrera en Pamplona, viví en un colegio Mayor de la Obra (quizá cometiendo una grave equivocación), allí se terminó de manifestar la enfermedad con toda su intensidad, tuve dos intentos de suicidio, estuve dos veces ingresado en la planta de psiquiatría de la Clínica Universitaria de Navarra… se me diagnosticó un trastorno límite de la personalidad, que es algo mucho más complejo y grave que una simple depresión. Mis padres no apoyaron mi decisión de dejar la Obra, haciéndome sentir culpable, y sólo desde hace algunos años empezaron a entender un poco mi enfermedad, aunque no la comprenden ni son conscientes de su alcance. Terminé la carrera con buenas notas, no sé como lo hice en mi estado y con toda la medicación que tomaba…Luego no he tenido estabilidad en nada, empezaba trabajos, que luego perdía por venirme abajo, luego mi familia me lo reprochaba… mi trastorno y mi inestabilidad afectiva me han impedido consolidar relaciones de noviazgo y poder darme como me gustaría.
Desde los 16 años me han visto y tratado innumerables psiquiatras y psicólogos, y hemos abordado el problema  desde distintos enfoques terapéuticos, y con muchos tipos de medicación  distinta. No sé lo que es ser feliz ni tener paz en estos casi 16 años…Todos los médicos coinciden en admitir que la base de mi enfermedad es  la adolescencia espantosa que la Obra me regaló. Pese a todo, nunca  perdí el don de la fe, incluso le sigo teniendo cariño a la Obra y a  muchos de sus miembros, y en algunas ocasiones he ofrecido mi  sufrimiento por sus labores apostólicas y sociales, porque pese a no  compartir el espíritu de la organización, y sostener que hacen mucho  daño a las personas, también reconozco que hacen cosas buenas por los  demás, sin ir más lejos mi hermana mayor es numeraria y se desvive por  los menos favorecidos. En el último año mi evolución ha empeorado bastante… En los últimos meses he precisado dos ingresos hospitalarios, uno en Alicante, y otro en Lleida (Pamplona nunca mais), porque… no podía controlar las ideas de suicidio. Estoy luchando… pero no avanzo, y después de tantos años considero que es hora de descansar…
Siempre he sido muy romántico e idealista, unos de mis sueños era amar, cuidar a una mujer y tener una familia, y eso tampoco va a ser posible según los médicos y mi trayectoria… no estoy dispuesto a esperar 8 años más en este estado, considero que mi cuerpo y mi mente ya han sufrido bastante y que me he ganado estar junto al Altísimo con creces. En este ser se ha convertido aquel chaval de 14 años inocente e ingenuo  con el que usted charlaba hace 18 años, yo era chico deportista,  “guapete”, de sobresalientes, líder, con don de gentes, feliz, vital,  alegre, me encantaba leer; ahora soy un enfermo mental… tímido, inseguro, ansioso, sin ilusión, abatido, no puedo aspirar al amor humano, nadie me necesita, sufriendo un día, y otro día, y otro… En esto ustedes han contribuido en gran medida, pero creo que a la Obra no le importa, sólo le importa cuántos  decidieron pitar aquel verano.
Ustedes tienen una responsabilidad muy  grande sobre las personas y en especial sobre los menores de edad que  los padres ingenuamente dejan a su cargo. Yo no soy la única víctima, no  he dejado de encontrarme personas en situaciones similares o análogas a  la mía, algunas de ellas ya no están aquí para contarlo porque  decidieron marcharse… muchas de ellas siguen viviendo atormentadas bajo  el abrigo y yugo de la propia organización, he convivido en la Clínica  Universitaria de Navarra y en la Clínica de Alicante con personas que  pertenecían a la Obra, y estaban pagando las consecuencias de las  decisiones impuestas por sus directores espirituales, personas que  habían entregado su vida a la Obra, y a quienes ésta había exprimido,  coaccionado y utilizado, habiéndose convertido en enfermos mentales… es un hecho estadístico probado que proporcionalmente en España hay muchas más depresiones y problemas psicológicos en el entorno de la Obra que en cualquier otro entorno, reconocido incluso por psiquiatras miembros del Opus Dei, por lo que muy mal se deben estar haciendo las cosas, y muy distintas a cómo Dios quisiera que se hicieran. También conoce usted las estadísticas de suicidio de miembros y ex-miembros de la organización en relación a la población en general. Ustedes tendrán su propia explicación… pero jamás reconocen su responsabilidad ni cambian su manera de proceder, hay mucha soberbia en esta actitud.
Yo le escribo para despedirme porque yo he decidido marcharme… No le he escrito en todos estos años porque usted me recuerda el momento en el que cometí el error de decidir “pitar”, y si yo no hubiese “pitado” y hubiese tenido una adolescencia normal, ahora no sería un enfermo mental… ustedes me jodieron la vida… Muchas veces estuve tentado de llevarles ante los Tribunales por acoso, violencia psicológica sobre un menor…
Yo en esta carta he querido despedirme y abanderar una causa de muchos  jóvenes de los 90… No sé si ustedes tienen costumbre de modificar sus  criterios y pautas de comportamiento sobre proselitismo, y libertad, o  sigue imperando el lema de cuantos más mejor… Yo vengo a recordarles que  ustedes tienen una deuda y una responsabilidad histórica y moral muy  grande con miles de jóvenes de toda España (gracias a Dios fuera de  nuestras fronteras estas cosas no pasaban), y como usted tiene un cargo  importante en Madrid, vengo a hacer un llamamiento a la reflexión. Yo no  digo que vayan a tener que rendir cuentas ante Dios, ni que Dios los  vaya a castigar, no me pongo a la altura de ustedes, que van amenazando  a las personas con su condenación eterna. Dios me libre de meterme entre  Dios y sus conciencias. Yo sólo pido que mi vida, mi sufrimiento, mi  muerte y el de muchos otros sirvan para que estas conductas se  erradiquen, que no se vuelva a truncar el proyecto de vida de ningún  adolescente… Espero que cuando se haya consumado… pues tengo por buen seguro que al Cielo me dirijo… que el infierno no existe… Es otra de las cosas que nunca entendí de la Obra, su mensaje apocalíptico y tenebroso, la mala costumbre de atemorizar al personal con el fuego eterno… además si el Fundador creía en el infierno y lo tenía tan presente, ¿cómo se lo va a cuestionar usted?… Bueno, no quería marcharme de este lugar sin enviar esta carta, sólo  espero que mis palabras y reivindicaciones sirvan para algo… Le deseo lo mejor, y tengo grandes esperanzas en que muchas cosas mejoren en la Obra gracias a usted y a su sensibilidad, es el mejor regalo que me podría hacer, junto a sus oraciones.
Un fuerte abrazo de su amigo
Víctor
(Publicado el Viernes, 07 septiembre 2012 en la web opuslibros.org)

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