El Pontífice recuerda el aniversario de la elección de Juan Pablo II como Papa
RELIGIÓN DIGITAL
(RD/RV/Agencias).- Benedicto XVI denunció hoy que actualmente son muchos loscristianos que "ni siquiera" conocen el núcleo central de su fe, que es el Credo, y que se está dejando espacio a un sincretismo y relativismo religioso con el que se corre el riesgo de llegar a una religión "hecha por uno mismo".
El papa hizo estas afirmaciones ante unas40.000 personas que asistieron en la plaza de San Pedro del Vaticano a la audiencia pública de los miércoles, cuya catequesis dedicó a profundizar en la fe, "para renovar laalegría de creer en Jesucristo y caminar tras sus huellas".
El Obispo de Roma dijo que en este Año de la Fe, que comenzó el pasado 11 de octubre en el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, los cristianos deben reforzar y encontrar la alegría de la fe,sabedores que no es algo extraño al hombre, sino que está en su alma.
El papa Ratzinger señaló que hoy vivimos en una sociedad profundamente cambiada respecto a un reciente pasado y en continuo movimiento y que los procesos de la secularización y de una difundida mentalidad nihilista, "en la que todo es relativo", han marcado fuertemente la mentalidad común.
"Así, la vida es vivida muchas veces a la ligera, sin ideas claras y esperanzas sólidas, dentro de las relaciones sociales y familiares. Especialmente, la nuevas generaciones no son educadas para la búsqueda de la verdad y del sentido profundo de la existencia", subrayó.
El papa teólogo agregó que el relativismo lleva a "no tener puntos de anclaje y a tener recelos y sospecha que causan rupturas en las relaciones humanas" y a vivir la vida sin asumir responsabilidades.
Benedicto XVI añadió que si el individualismo y el relativismo parecen dominar el alma de muchos hombres de hoy "no se puede decir que los creyentes queden totalmente inmunes de estos peligros".
A este respecto, subrayó que las investigaciones realizadas con motivo del Sínodo para la Nueva Evangelización, que se celebra este mes en el Vaticano, han puesto en evidenciauna fe vivida de manera pasiva y privada, el rechazo a la educación en la fe y una fractura entre fe y vida.
"El cristiano de hoy muchas veces no conoce ni siquiera el núcleo central de la propia fe católica, el Credo, y así deja espacio a un cierto sincretismo y relativismo religioso. No está lejos el riesgo de construirse una religión hecha por si mismo", denunció el papa.
El Pontífice añadió: "tenemos, por el contrario, que volver a Dios, al Dios de Jesús,tenemos que volver a descubrir el Evangelio, para que entre de manera profunda en nuestras conciencias, en nuestra vida diario".
Benedicto XVI agregó que la fe en un Dios que es amor indica "de manera luminosa" que sólo en el amor el hombre encuentra su plenitud.
"Hoy es necesario reiterarlo con claridad, mientras las transformaciones culturales muestran muchas veces muchas formas de barbarie, que pasan bajo la etiqueta de 'conquistas de civilización', la fe señala que no hay verdadera humanidad si el hombre no está infundido del amor que viene de Dios".
El papa aseguró que donde hay "dominio, posesión, explotación, mercantilismo, egoísmo y arrogancia, el hombre se empobrece, se degrada y se desfigura".
Hablando en italiano Benedicto XVI explicó que el recuerdo de los cincuenta años de la apertura del Concilio Vaticano II "es una ocasión importante para volver a Dios, para profundizar y vivir con mayor valor la propia fe y para reforzar la pertenencia a la Iglesia, "maestra de humanidad" que, mediante el anuncio de la Palabra, la celebración de los Sacramentos y la obra de la caridad nos guía para encontrar y conocer a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Al resumir estos conceptos en nuestro idioma, el Papa dijo:
Queridos hermanos y hermanas:Hoy comienzo una serie de catequesis que busca profundizar el tema de la fe para renovar la alegría de creer en Jesucristo y caminar tras sus huellas. La Iglesia nos guía en este propósito por medio de la Palabra, los sacramentos y una caridad activa. Creer no es el encuentro con una idea o un programa, sino con una Persona, que vive y nos transforma al revelarnos nuestra verdadera identidad. Creer no es algo extraño y lejano a nuestra vida, algo accesorio; al contario, la fe en el Dios del amor, que se ha encarnado y ha muerto en la cruz por nuestra salvación, nos presenta de forma clara que sólo en el amor encuentra el hombre su plenitud. En cambio, todo lo que es contrario a ese amor lo destruye. Así, Dios ha querido revelarse y mostrarnos su designio haciéndonos capaces de reconocerle presente en la historia, con su Palabra y su obra. La Iglesia se hace portadora de este anuncio que contiene la regla de la fe, a la que debemos mantenernos fieles. En el Credo está lo esencial de esa fe, no sólo desde un punto de vista intelectual, sino, sobre todo, vivencial, pues sobre esa base debemos fundar nuestra conducta, la vida moral, ya que la fe exige nuestra conversión, por encima de todo relativismo y subjetivismo.
Como es costumbre, Benedicto XVI saludó en diversos idiomas a los peregrinos presentes, entre los cuales a los fieles de lengua árabe, por quienes el Papa reza y a quienes les dijo que "Dios los bendiga".
A los fieles procedentes de América Latina y de España el Obispo de Roma los invitó a meditar el Credo con las siguientes palabras:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Panamá, Perú, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a meditar el Credo para que, al vivir con entusiasmo sus exigencias, proclaméis que la fe transforma el corazón. Muchas gracias.
Hablando en polaco, el Santo Padre destacó que ayer, en el aniversario de la elección de Juan Pablo II a la Sede de Pedro, lo hemos recordado como una gran guía en la fe, que introdujo a la Iglesia en el tercer milenio. "Recordando su enseñanza -agregó- deseo que el Año de la fe que estamos viviendo nos ayude a crecer en la fe y en el amor a Cristo, a fin de que en nuestras elecciones y en nuestras acciones cotidianas nos dejemos conducir cada vez más por el espíritu del Evangelio.
Y tras saludar a los diversos grupos de fieles italianos, el Papa concluyó afirmando que reza a fin de que la bondad y la misericordia del Señor consuelen la esperanza de los jóvenes, consoliden el sufrimiento de los enfermos y confirmen el amor recíproco de los recién casados.
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