Peregrinos visitan los lugares de Don Bosco

24 julio, 2012 Por Aurelio

Desde hace un tiempo, un grupo de peregrinos hace el camino hacia el norte de Italia con la buena intención de conocer los lugares de Don Bosco y aprender algo más de su vida y el entorno vital en el que fundó la Familia Salesiana.
Josean Hernández
Este año, con motivo de los 50 años de la existencia de nuestra Inspectoría de San Francisco Javier, hemos ampliado el panorama.
Teníamos la intención de recorrer, como peregrinos, el país de Don Bosco. Pero, también, el bañarnos en la riquísima geografía, historia y cultura de Italia. Objetivo conseguido.
Salimos de Bilbao cincuenta y dos personas. Como era una fiesta de toda la Inspectoría, las personas que formábamos el grupo representábamos a todas y cada una de las provincias que la forman. Incluso había tres de Soria, lo cual es un buen nivel. Allí estábamos, junto a los sorianos, gente de Navarra, Guipúzcoa, Álava, Vizcaya, Cantabria, La Rioja y Burgos…
Tras pasar casi tres días en los lugares de Don Bosco donde, además de peregrinar por los lugares fundamentales de nuestra primera historia, pudimos comprobar que Turín tiene un metro realmente moderno, seguimos recorriendo Italia de norte a sur.
Visitas rápidas, pero suficientes, en MiIán y Verona para poder decir “yo lo conozco, yo he estado allí”. Tras una visita tranquila de Venecia, nos tocó volver al autobús para rezar en la basílica de san Antonio en Padua; visitar el centro de Bolonia y lo fundamental del Campo de las Flores en Pisa.
De nuevo parón y visita muy intensa para pasear y empaparse  de la riqueza de Florencia.
Al fin llegamos a Roma, tras una corta parada en Siena.
Los largos y calurosos días de Roma nos sirvieron para peregrinar por los lugares centrales de nuestra cultura cristiana occidental, con la visita a todas las basílicas mandadas. No olvidamos nuestro ser Familia Salesiana: celebramos la misa en la basílica de Sacro Cuore, con visita al pequeño museo de Don Bosco.
El ritmo fue muy intenso, tanto que alguna persona bromeaba con aquello de: ¿Habéis hecho algún contrato con la Seguridad Social para matar a los viejos?. Pero a pesar de todo, a la mayoría los días se les hicieron cortos, diciendo: ¿Ya se ha acabado?. Tan intensamente se aprovecharon los días que muchos, a pesar del palizón y del calor soportados por el día, todavía se atrevían a salir por la noche, “para bajar la cena”.
Procurábamos tener ratos de oración diarios. El autobús se convirtió en Oratorio donde se vivía, se rezaba, se enseñaba y era un patio donde se cantaba y se contaban chistes. Incluso transformamos la Plaza de san Marcos en Venecia en una fiesta navarra con chupinazo, pañuelicos rojos y el Uno de enero… Siete de julio San Fermín.
Como en todas estas circunstancias donde la duración es larga y el grupo humano considerable, hubo muchas aventurillas y peripecias que no se pueden contar aquí. Por falta de espacio (no penséis mal).
Hemos vuelto cansados, sudorosos, pero contentos. Seguro que más de uno está deseando que se repita algo parecido dentro de unos años. Pero, por el momento, vale.