El Vaticano prohibe a un obispo hondureño optar a la presidencia del país

“Como católico que soy no me queda otra que acatar la orden”
Monseñor Santos declina precandidatura presidencial
“El pasado 26 de abril me comunicaron la decisión de El Vaticano”, indicó monseñor Santos, al aclarar que “como católico que soy no me queda otra que acatar la orden”.

El prelado, que el pasado 12 de marzo confirmó que buscaría la candidatura presidencial, en los comicios generales de noviembre de 2013, por una corriente denominada “Liberales auténticos” del opositor Partido Liberal, enfatizó que él nunca tuvo “aspiraciones políticas…a mí me postularon”.

“A mí me postuló un grupo de personas que creían en mí, pero con esto no termina todo porque podré hacer obras sociales para mi pueblo”, indicó el sacerdote.
Santos, que a finales de 2011 por razones de edad (75 años) fue separado por El Vaticano como obispo de la Diócesis de Copán, en el occidente de Honduras, dijo que se dedicará “a la educación de los indios lencas y al desarrollo de sus pueblos”.

A finales de diciembre de 2011, un grupo de la corriente “Liberales auténticos”, surgida tras el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 contra el entonces presidente Manuel Zelaya, recolectó firmas para solicitar permiso al papa Benedicto XVI para que Santos pudiera ser candidato presidencial.

Hasta ahora, hay ocho partidos legalmente inscritos en Honduras son el Nacional, en el poder; Liberal, primera fuerza de oposición; Innovación y Unidad-Social Demócrata; Unificación Democrática, de izquierda y Democracia Cristiana.
Además el Partido Anticorrupción, el Libertad y Refundación (Libre) y el Partido Alianza Patriótica Hondureña. (RD/Efe

OBISPOS AL FRENTE DE LA LÍNEA DE COMBATE.

En la primera mitad del siglo pasado encontraron una solución que no se reveló viable: la jerarquía y el clero quedaron dentro y los laicos actuarían afuera. La jerarquía administraría y los laicos serían misioneros. Es verdad que se decía que los sacerdotes formarían a los laicos. Pero ¿cómo podrían formar a los laicos si no estaban en las mismas situaciones? Fue la teoría de la Acción Católica que, en aquel tiempo un avance probablemente el único pensable dada la condición de la Iglesia. Pero en América Latina el esquema no pudo afirmarse. Se rompió cuando hubo el conflicto entre el cardenal Alfredo Vicente Scherer y la JUC.

Ese episodio mostró que el sistema era insustentable. El lugar de los obispos y de los padres es al frente de los laicos. En el sistema anterior los laicos estaban en la línea de combate y el clero permanecía tranquilamente en la sacristía. El clero mandaba de lejos, muchas veces sin siquiera saber de qué se trataba. ¡Era realmente insustentable!

La irracionalidad del sistema quedó manifiesta cuando aparecieron obispos que se pusieron al frente de la línea de combate y el pueblo los siguió. Esta es la situación normal. En caso contrario, la jerarquía se sepra del pueblo en la hora de actuar, o sea, en la hora de la verdad. Los laicos quedan abandonados justamente en el momento más difícil de la vida, en la vida pública.

Claro que jamás Jesús quiso confinar a los apóstoles en la función de gobernar a las comunidades cristianas. Ellos eran, ante todo, misioneros, enviados a los pueblos, y el propio Pablo estima que su tarea no es bautizar, porque tiene otra misión más urgente. El no se contenta con enseñara a los laicos como deben actuar. El mismo está al frente en medio del mundo. La posición de la jerarquía es estar al frente en la proyección del evangelio en el mundo. No refugiados en la vida interna.

Pues, de esa manera, los laicos quedan desorientados. Necesitan ver señales concretas. Necesitan saber qué hacer, y solamente carismas proféticos pueden mostrar ese camino. Los ministerios apostólicos son, ante todo, carisma de apostolado. La experiencia latino-americana muestra que millares de laicos actúan cuando el obispo actúa, se comprometen cuando el obispo se compromete y nada hacen si el obispo se refugia solo en los principios.

Por otra parte, es interesante ver cómo el papa Juan Pablo II estuvo, como papa, al frente del combate del pueblo polaco contra el régimen comunista en Polonia, No se limitó a quedar refugiado en la administración. Fue para la línea de combate.

No hay duda de que, en América Latina, el pueblo espera del obispo que esté al frente de toda la actuación de la Iglesia, porque actúa mucho más por la presencia, por las actitudes, que por las doctrinas o por los sermones, los cuales solamente adquieren sentido dentro de un contexto de acción profética.

Lejos de querer disminuir o reducir el papel de la jerarquía, el pueblo desea que crezca, sea más visible, comprometido, signo levantado en medio de las naciones.
(Extractos del Capítulo 2. Las condiciones del actuar como pueblo de Dios. Libro “O povo de Deus” (el pueblo de Dios), Págs. 328-330), de teòlogo de la teologìa de la liberaciòn José Comblin, Editorial Paulus, 2002, Sao Paulo (Brasil).

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