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jueves, 1 de marzo de 2012

La Sharía no hay que revisarla, sino eliminarla, porque entra en conflicto con los derechos humanos


ATRIO

Escrito de Lucía El Asri, Sábado 18 de Febrero de 2012

Juan José Tamayo es teólogo español de reconocido prestigio, profesor en la Universidad Carlos III de Madrid y autor, entre otras obras, de “Islam. Cultura, religión y política”, “La teología de la liberación. En el nuevo escenario político y religioso” (Trotta, Madrid, 2010, 3ª ed.), y “Otra teología es posible. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo” (Herder, Barcelona, 2011). AISH tuvo la oportunidad de escuchar su análisis sobre las revoluciones árabes y el papel que está adquiriendo el Islam en los nuevos escenarios políticos que están surgiendo.
Los países árabes, han estado, durante años, oprimidos por sus gobernantes y cuando supuestamente tienen la oportunidad de votar democráticamente en unas elecciones, la mayoría da la victoria a los partidos islamistas. ¿A qué cree que se debe esto?
En Occidente esto nos sorprende. Nos movemos en un entorno cultural, religioso y político diferente, por tanto, nuestros juicios sobre esos resultados, sobre todo, si son negativos (los juicios) tienen que relativizarse. Por otro lado, hay que constatar que los islamistas no han gobernado  en los países de Oriente Próximo y del Norte de África, sino todo lo contrario. Han estado en la oposición, en la clandestinidad o en el exilio, como es el caso  del partido Renacimiento de Túnez que no solamente era ilegal, sino que toda su dirigencia estaba en París. Otros tenían muchas dificultades, como los Hermanos Musulmanes, para acceder a la representación parlamentaria, o planteaban problemas a los ciudadanos a la hora de votar. Por eso el contexto es completamente diferente. Por otra parte, hay que tener en cuenta que en esos países los partidos islamistas han sido los que más han cultivado y desarrollado la atención a los sectores más depauperados con servicios sociales, educativos, sanitarios…y eso de alguna manera es lo que ha prestigiado a estos partidos. Durante las épocas de autocracia, a parte de la represión de la que han sido objeto, han llevado a cabo programas de desarrollo y de promoción de los sectores más marginados de la sociedad y eso, de alguna manera, es lo que han valorado los ciudadanos.
¿El ascenso al poder de los Hermanos Musulmanes en Egipto tiene algo que ver con su prohibición en tiempos de Mubarak?
De alguna manera sí, claro. Ese es el ejemplo claro de un partido islamista que no solamente no ha gobernado nunca en Egipto teniendo unos porcentajes muy elevados de afiliación y de vinculación con la ciudadanía, sino que han sido represaliado. Nasser, por ejemplo, eliminó a miles de Hermanos Musulmanes, ejecutó a muchos de sus líderes y a otros los encarceló.  También, durante el mandato de Hosni Mubarak tuvieron todo tipo de dificultades para conseguir representación parlamentaria. Y aún así y todo, en elecciones de 2005 consiguieron casi cien escaños. Y claro, todo lo que es reprimido y más cuando la represión se refiere a sentimientos como los religiosos que están tan arraigados, especialmente sentimientos como los musulmanes muy arraigados en la ciudadanía egipcia, influyen en el apoyo, sin duda alguna. Pero no tiene por qué asustarnos o preocuparnos porque los parámetros de un estado de derecho o de una democracia en esos países son diferentes de los nuestros. Nosotros no entendemos que haya partidos confesionales porque la política ya está desconfesionalizada, pero cada entorno geocultural y cada concepción política de un territorio tienen sus propias peculiaridades.
¿Son incompatibles los términos democracia e islamismo?
No. Pero aquí habría que distinguir Islam e Islamismo y comparar Islam con democracia e Islamismo con democracia. El Islam es una religión que tiene cinco pilares fundamentales: la profesión de fe, la oración, la limosna, la peregrinación a la Meca y el ayuno durante el mes de Ramadán. Todo eso está perfectamente regulado. El Islamismo es la aplicación de los principios religiosos a la vida política, al derecho, a la moral, a la educación y a la enseñanza. ¿Islam y democracia incompatibles?, para nada.
Los primeros dirigentes del Islam después de la muerte del Profeta, los cuatro califas bien guiados, fueron elegidos con participación de diferentes sectores de la ciudadanía y solo tras la muerte del quinto califa, Muawiyya, se pasó de la elección con cierto grado de democracia a la sucesión hereditaria.
Hay que tener en cuenta que dentro de los países de mayorías musulmanas hay todo tipo de regímenes: hay democracias, dictaduras, repúblicas, monarquías…en el mundo islámico caben los mismos modelos de Estado que cualquier otro tipo de mundo secularizado o no. Por supuesto hay modelos democráticos como Turquía, que es un país mayoritariamente musulmán,  con un presidente de la República y un primer ministro líderes de un partido islamista, el Partido de la Justicia y del Progreso  (AKP) y, sin embargo, es un país no confesional, que se rige por leyes civiles que respetan la libertad religiosa, el pluralismo político, la separación entre religión y Estado, etc. Por tanto, Islam y democracia no tienen por qué ser incompatibles.
Ahora bien, ¿Islamismo y democracia son incompatibles? Son incompatibles con la democracia los islamismos dictatorialescomos los del Golfo Pérsico, pero no lo es el islamismo revolucionario de Hezbolá, el que se presenta a las elecciones y ha tenido cargos ministeriales n diferentes gobiernos en Líbano. Tampoco es antidemocrático el partido de Hamás que se presentó a las elecciones en 2006 y ganó por mayoría absoluta.
¿Qué diferencia establecería entre el islamismo que se da en Marruecos con el que puede darse en Egipto, Túnez, Kuwait o Bahrein?
Vamos a ver, el islamismo de Marruecos tiene muchas peculiaridades y es muy excepcional porque resulta que la población es mayoritariamente musulmana. El Rey es jefe de Estado y dirigente religioso, pero allí no han gobernado partidos islamistas hasta recientemente después de estas últimas elecciones. Hasta ese momento, siendo el Rey el jefe del Estado y el líder de los musulmanes, los gobiernos, más bien poco democráticos –y soy muy generoso en la apreciación- pero no han sido gobiernos marcados por la confesionalidad musulmana. Ahora, sin embargo, el monarca se ha visto obligado, debido a su compromiso tras las movilizaciones populares,  a llamar al Gobierno a un partido islamista, que ha sido el más votado en las últimas elecciones.
Yo creo que el miedo que se tiene es un miedo infundado porque los islamistas han conseguido el 28% y con ese porcentaje han formado gobierno, pero tienen que hacer pactos, llegar a consensos, negociar leyes, etc. Por tanto, no creo que haya diferencia con otros países que no tienen religión única o confesionalidad del Estado y que llegan a pactos entre distintas tendencias y corrientes. Túnez es algo diferente porque aun siendo una sociedad mayoritariamente musulmana creo que es uno de los países de mayoría musulmana más secularizados en la forma de gobernar, en el ejercicio de la justicia. Ganuchi, el dirigente del partidoRenacimiento, triunfador en las elecciones, ha dicho desde el primer momento que ellos quieren crear un Estado respetuoso de la libertad religiosa  y que quieren gobernar para todos los ciudadanos, para creyentes y no creyentes. . Pero una cosa es decirlo y otra practicarlo. A mí me parece que esto va por buen camino, las declaraciones han sido de apoyo a las movilizaciones incluso de compromiso a respetar el Estado de Derecho y mantener el pluralismo.
¿Y el caso de Bahrein, por ejemplo, supongo que es muy diferente al de Marruecos o al que se puede dar en Túnez? Digo Bahrein por poner un ejemplo, pero igualmente podríamos hablar del islamismo que puede darse en Arabia Saudí o en los Emiratos Árabes.
El caso de Bahrein lo conozco menos. En el caso de Arabia Saudí el problema es que no existe un Estado de Derecho. Son gobiernos totalmente confesionales donde se confunde la política con la religión, la ética cívica con la ética musulmana, el derecho civil con el derecho coránico, o el derecho civil con la Sharía…y esa confusión de campos refuerza la dictadura. El problema está en que desde la religión se justifiquen regímenes dictatoriales y en este caso se produce también la concentración de los dos poderes en el monarca: el jefe de Estado es, a su vez, el custodio de las dos sagradas mezquitas, la de Medina y la de Meca. No hay solo confusión entre religión y política sino que esa confusión desemboca en dictadura.
Volviendo al tema de Egipto, los salafistas de Al Nur obtuvieron un gran respaldo ciudadano (obteniendo el 22.9% en el Parlamento). Según un artículo de El País “El despertar salafí”, el salafismo “es el ala extrema del islamismo y opuesta a la democracia”. ¿La obtención de poder por parte de este grupo podría afectar al desarrollo democrático del país?
Es posible. Ahí es donde yo encuentro el problema, en el fuerte respaldo popular que ha recibido el salafismo en las pasadas elecciones. Me parece preocupante porque el salafismo defiende un Estado confesional musulmán rígido y muy cerrado y eso supone un peligro para el pluralismo político, la libertad religiosa y para la construcción de un Estado liberado  del modelo confesional musulmán. Es posiblemente uno de los partidos que hoy en día genera más preocupación para poner en marcha un Estado de Derecho democrático y pluralista. Me preocupa, pero no por el islamismo, sino por su concepción tan radical de la confesionalización de todos los campos de la vida.
¿Podríamos hablar ya de una islamización generalizada de los países árabes?
Bueno, islamización en la sociedad ya se daba porque el porcentaje de ciudadanos y ciudadanas musulmanes es muy alto. Islamización en la política… Yo me resistiría, porque estamos operando con criterios muy occidentales. El hecho de que gobierne un partido islamista no significa que islamice la política, siempre que respete el Estado de Derecho, la libertad religiosa, la aceptación del cambio de poderes si se piden elecciones…por ejemplo, esta pregunta nunca se la plantearíamos a Angela Merkel, cuando es dirigente de un Partido Demócrata Cristiano y a nadie se le ocurre decir que pone en peligro la secularización de la sociedad, la laicidad del Estado alemán, y que puede llevar a la política alemana por la vía de la confesionalidad cristiana a una vía de cristianización de Alemania. Pues no, ni siquiera se plantea la pregunta. Después de la Segunda Guerra Mundial Italia vivió casi cinco década de gobiernos de la Democracia Cristiana y eso no supuso cristianizar la sociedad porque era un partido democrático moderno que respetaba los principios de la cultura europea tanto en política como en pensamiento o en derecho. Por ello, no necesariamente el hecho de que gobierne un partido islamista puede desembocar en algo así, aunque el peligro existe.  Por lo demás, en España no estamos muy sobrados para dar lecciones de aconfesionalidad y laicismo porque quedan todavía no pocos restos de nacionalcatolicismo. Hay que poner todos los medios para que el islamismo no gobierne desde los textos religiosos y hay que defender que lo haga desde unos valores éticos laicos.
¿Desembocarán estos nuevos poderes en la instauración de gobiernos teocráticos que limiten las libertades de los ciudadanos?
No lo sé. No me gusta hacer profecías. Todo depende de que las políticas que hagan estén dirigidas por islamistas radicales o moderados que quieran construir una democracia pluralista. Creo que si se miran en elespejo de Turquía, esa tendencia a crear estados teocráticos se aleja mucho, pero si en vez de fijarse en el modelo islamista de Turquía, tienen como referente a Arabia Saudí, lógicamente se tiende a esa islamización.
¿Qué supone la  adopción de la Shari’a?
La adopción de la Sharía supone aplicar métodos que atentan contra la integridad física de la persona, contra la dignidad del ser humano porque su aplicación lleva a aplicar la ley de cortar la mano al que roba, de ejecutar a la mujer sorprendida en adulterio…esas penas tan duras que no se corresponden con el delito por muy grave que pueda ser o sencillamente por algo que no es delito o que es pecado dentro de la religión como el adulterio o aborto. Lo que es pecado para la religión no se puede convertir en delito desde el punto de vista jurídico y la aplicación de la Sharía estricta que hacen algunos países como Arabia Saudí constituye una negación radical de la dignidad de la persona, de  su integridad física y el ejercicio de todos sus derechos.
Y, ¿cree que quizás este pueda ser el momento de volver a los principios del Islam y dejar de lado las interpretaciones?
No lo desearía, pero…es que son muchos años de represión y generalmente cuando retorna lo reprimido, retorna patológicamente (Freud), y no sería mi deseo que eso fuera así, pero me temo que puede que asistamos a comportamientos de este tipo, de tomarse la revancha, pero vamos, me parece que sería una desviación total. Ahora mismo el problema de la Sharía no es que se interprete desde principios humanistas, desde la perspectiva de género o desde los principios de paz y reconciliación, el problema de la Sharía es que debe eliminarse.
Es una ley que fue elaborada entre los siglos IX y X  en un determinado contexto que incorpora tradiciones, costumbres y leyes de los países conquistados por el islam, pero no son coránicas. Ahora mismo yo pienso que la Sharía no hay que revisarla sino eliminarla porque entra en conflicto con los derechos humanos y para mayor contradicción se aplica en algunos países que han ratificado la Declaración.
Entonces, ¿la Sharía no está vinculada directamente con el Islam  y con sus principios coránicos?
No necesariamente, los tres textos que conforman la legislación y jurisprudencia dentro del Islam son: el Corán, la Sunna o dichos del Profeta y la Sharía, por este orden. Pero la Sharía en muchos aspectos no está basada ni apoyada en el Corán sino en prácticas religiosas y culturales que el Islam va conquistando pero que no corresponden con los principios revelados por Dios a Mahoma, al menos tal y como están escritos en el libro del Corán. No todos los preceptos de la Sharía tienen fundamento coránico. Por ejemplo, el apedreamiento o lapidación de una mujer por adulterio no es coránico. No es que el Corán justifique el adulterio, pero dice: “Si un hombre y una mujer son sorprendidos en adulterio se les dará cien azotes”, por ejemplo, pero en ningún caso dice que se les ejecute. De la misma forma tampoco es coránica la ablación del clítoris, o tantas y tantas otras cosas. E incluso en el supuesto de que sea coránico y atente contra la integridad física de la persona, contra su dignidad o limite sus libertades, pues el Corán en aquellos textos que incurran en estos límites tiene que ser interpretado desde el punto de vista de los derechos humanos.
¿Cree que la implantación de la Sharía en la nueva Libia tendrá implicaciones negativas para el país?
Claro, claro, por supuesto. Todo estado y todo gobernante que aplique la Sharía desemboca en una forma degobierno fundamentalista, en una manera integrista de ejercer el poder y, por tanto, su aplicación demuestra un déficit de tolerancia, de diálogo y un plus de anatema y condena, que es volver otra vez a la parte represiva de la religión.
Unido a esto último, la implicación de las mujeres en el mundo árabe está siendo muy importante, por ejemplo en el caso de Yemen o de Bahrein, ¿Cree que los avances que se están produciendo con las revoluciones árabes en el ámbito de las mujeres podrían verse afectados?
Ya se está dando. Las mujeres han sido protagonistas, las que llevan velo como las que iban con la cabeza descubierta, solteras , casadas y viudas, musulmanas de todas las tendencias, mujeres no musulmanas, cristianas, laicas, amas de casa, profesionales, artistas… mujeres de todo tipo y condición. Todas ellas han estado en la vanguardia de estas rebeliones o movilizaciones, y además ellas han liderado en buena medida la información y la difusión de estas movilizaciones a través de las redes sociales. ¿Cuál ha sido el resultado? Que  en los primeros pasos democráticos han sido marginadas del ejercicio del poder y de la representación parlamentaria o, al menos, no con la misma representación que los varones, que han copado la representación parlamentaria y los puestos de gobierno en la mayoría de los casos. ¿Qué ha sucedido? Que habiendo sidolideresas al lado de los varones y con la misma capacidad de lucha, están siendo marginadas cuando se trata de ejercer el poder político y de asumir la dirección de la marcha de la vida política del país. Las discriminaciones de género continúan. Tras las movilizaciones populares, bajo el liderazgo de las mujeres, estas son excluidas de los ámbitos de responsabilidad política. La igualdad de género sigue siendo la asignatura pendiente, tras las revoluciones del mundo árabe. ¿Hasta cuándo?
Muchas gracias, profesor Tamayo.

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