Profesor de Sociología
Rafael Díaz-Salazar es profesor de Sociología en la Universidad Complutense y colaborador de HOAC.
1ª ¿Te identificas (te sientes a gusto) con las posturas que está tomando actualmente la iglesia jerárquica española (hacia dentro y hacia fuera de sí misma) o, por el contrario, tienes dificultades? Si fuera esto último, ¿por qué?
La jerarquía de la Iglesia católica en España está reactivando desde hace años un proyecto de neointegrismo católico que me disgusta profundamente. Ese proyecto no es otra cosa que una torpe actualización de las líneas de fondo del catolicismo político y cultural de los primeros treinta años del siglo pasado. Afortunadamente, no toda la Iglesia se reduce a 80 obispos y además no todos ellos son iguales; pero sí existe una tendencia dominante.
La jerarquía de la Iglesia católica en España está reactivando desde hace años un proyecto de neointegrismo católico que me disgusta profundamente. Ese proyecto no es otra cosa que una torpe actualización de las líneas de fondo del catolicismo político y cultural de los primeros treinta años del siglo pasado. Afortunadamente, no toda la Iglesia se reduce a 80 obispos y además no todos ellos son iguales; pero sí existe una tendencia dominante.
Considero que esta jerarquía es el principal obstáculo para que el anuncio del Evangelio en ámbitos secularizados pueda tener posibilidad de ser escuchado. De alguna forma se cumple en España la afirmación de la Gaudium et Spes de que la Iglesia en diversas ocasiones es causante del ateismo.
Necesitamos darle estructura jurídica a la concepción de la Iglesia como pueblo de Dios para impedir la eclesiastización y clericalización de la Iglesia.
Necesitamos darle estructura jurídica a la concepción de la Iglesia como pueblo de Dios para impedir la eclesiastización y clericalización de la Iglesia.
Todos debemos fomentar una cultura intraeclesial marcada por la corrección fraterna de unos a otros, la irreverencia jesuánica ante la autoridad, la humildad, la caridad, la libertad.
En definitiva, hacer de la Iglesia una fratría sin dominantes y dominados y aniquilar la cultura del miedo y de la obediencia debida. Mientras no se aclare el inmenso lío interno en la Iglesia y el profundo malestar existente, veo muy difícil la acción evangelizadora en una sociedad muy secularizada.LEER MÁS
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