Hace un mes, en un post titulado "La fe del Inquisidor", llamábamos la atención sobre un informe de 15 folios que iba recorriendo el despacho de varios inquisidores. Hoy, tras publicarse la excelente información de Pedro Ontoso en El Diario vasco, podemos poner nombres y apellidos a los protagonistas de la historia. Que son, básicamente, cinco: el autor, José Antonio Pagola, uno de los mejores teólogos y expertos en Pastoral con los que cuenta nuestra Iglesia, víctima de una absurda persecución de la que éste último caso -los comentarios al Evangelio de Marcos-; el portavoz episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, que ha hecho del "caso Pagola" un objetivo personal, una obsesión, antes de que una patada hacia arriba lo saque de Madrid y de la Conferencia Episcopal; su fiel servidor en esta tarea, José Rico Pavés, quien también ve a punto su mitra; el vicario general de Getafe, José María Avendaño, quien llevó a cabo el primer análisis de la obra de Pagola, considerándolo apto para su publicación; y el obispo de Getafe, Joaquín López de Andújar quien, presionado por los obispos de la provincia eclesiástica de Madrid (Rouco, Camino y Reig Plá), obvió sus responsabilidades diocesanas -SM está incardinada en Getafe, no en Madrid-, se lavó las manos y dejó que fueran otros los que condenaran el libro. Que, ya les digo, verá la luz. En PPC o en otra editorial. Y que, por supuesto, tendrá la reperecusión que merece. Porque los 15 folios del censor -que hemos podido leer, junto a varios expertos- resultan tan absurdos, tan flojos, que apenas un soplo de brisa los llevaría lejos, bien lejos. La pena es que en esta nuestra Iglesia hace tiempo que se cerraron puertas y ventanas. Y ya huele bastante mal.
(Periodismo digital)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario