En plena tarea nacional de preparar cuanto se relaciona con las votaciones, vaya apresuradamente por delante la proclamación de que, pese a todo, nadie se exima de hacerlo. Hay que votar. Es deber y derecho cívico. Se es y se ejerce de ciudadano consciente, con la papeleta a punto de su ubicación en la urna del municipio, distrito, local, sección y mesa que nos correspondan.
Pero, ¿qué es eso de “improperios” y de “academia de intolerancia”? Leer artículo completo »
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